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Peter B. Schumann, historiador de cine "El cine latinoamericano perdió el rumbo"

Peter B. Schumann

En medio del frenesí de la Berlinale, el cronista, historiador cinematográfico y documentalista alemán Peter B. Schumann, conversó con Mabuse sobre cómo llegó a convertirse en una de las autoridades mundiales en cine latinoamericano. Una mirada a la filmografía de nuestro continente desde los días del llamado Nuevo Cine hasta su crudo diagnóstico actual.

Por Pamela Biénzobas

Uno de los grandes especialistas mundiales en el llamado Nuevo Cine latinoamericano, el alemán Peter B. Schumann programó, durante cerca de cuatro décadas, películas de nuestro continente en la Berlinale, principalmente en la sección Forum of New Cinema. Su aporte al reconocimiento mundial de los movimientos cinematográficos de los años sesenta y setenta, y a la difusión de la producción más reciente (fue él quien llevó Fresa y chocolate, de Tomás Gutiérrez-Alea y Juan Carlos Tabío al Festival de Berlín, abriéndole las puertas al éxito mundial) ha sido innegable.

Terra em transe

Entretanto ha recorrido América latina de arriba abajo, ha escrito libros clásicos sobre nuestro cine y ha observado con distancia privilegiada los vaivenes de nuestra producción. Del cine también se abrió a otras áreas de la vida social y cultural Latinoamérica, y su compromiso incluso lo ha llevado a la cárcel: en 1997, fue arrestado al llegar a Cuba para asistir al Festival de Cine de La Habana. En ese momento se enteró de que tenía el ingreso prohibido durante dos años, aparentemente por su apoyo a grupos de defensa de derechos humanos. No se le permitió contactar a la embajada y luego fue deportado a su país.

Este año, Schumann ya no está programando en el Forum, pero como una forma de marcar su sello y partir justamente recordando sus inicios, presentó en "carte blanche" Terra em transe, del maestro brasileño Glauber Rocha, en un 2005 donde la presencia latinoamericana en la Berlinale brilló por su ausencia.

-¿De dónde nace esta relación? ¿Cómo llega un alemán a convertirse en especialista del cine latinoamericano?

-Por casualidad. En este mismo festival vi hace cuarenta años estas famosas películas del llamado Cinema Novo brasileño: de Glauber Rocha Deus e o diabo na terra do sol (1964), Vidas secas de Nelson Pereira dos Santos (1963), etc. Pero estaban en el mercado, no en la selección oficial. Esas películas cambiaron mi visión del cine. Se expresaban de una manera completamente distinta de lo que yo, joven crítico, conocía a través de los cine-clubes, del cine francés, inglés, italiano, etc, y me pareció sumamente interesante. Empecé a investigar todo esto y no encontré ningún material en alemán. Pero sí en las revistas de cine de Francia. Entonces recolecté material, encontré alguna gente en los festivales, y en algún momento escribí en base a esto sobre una nueva visión del cine brasileño. El director de la Berlinale de ese momento leyó mi artículo y me pidió organizar una retrospectiva de este nuevo cine brasileño. Así empecé con mi trabajo dentro de la Berlinale y con mi carrera cinematográfica. Comencé a trabajar para una cadena de televisión educativa, dirigiendo una serie de documentales sobre las películas. En 1968 viajé a Brasil y empecé a hacer recorridos por el continente. Después se empezó a hablar del nuevo cine latinoamericano, y la segunda cadena alemana me pidió dos documentales sobre este nuevo movimiento. Y el festival me dio la primera oportunidad de hacer una muestra aquí. Ésa fue la primera fase.

-Ya el cine latinoamericano estaba al centro de sus actividades.

Deus e o diabo na terra do sol

-Pero en algún momento esta fascinación por el cine se agotó un poquito. Veía siempre durante mis viajes a la misma gente, las mismas películas, las mismas ciudades… En mis recorridos rápidos por el continente había algo falso. Me faltaba una visión más amplia de América latina, descubrir la literatura, el teatro, la música... Decidí hacer reportajes de larga duración para la radio sobre los distintos aspectos de la vida social, política y cultural. Hasta hoy la mayor parte de mi trabajo está dedicado a la difusión de material sobre tendencias políticas y procesos de transformación social en Cuba, en Nicaragua, en Argentina…sobre qué pasa con la cultura bajo una dictadura. He difundido mucho material sobre la resistencia cultural en Chile, sobre el proceso trágico y dramático de la dictadura y de la posterior transición. Chile siempre fue para mí un país fascinante, desde mi primera visita el 69, antes de la elección de Allende. También fui varias veces durante la Unidad Popular, y después también en la dictadura.

-¿Pero a través del Forum mantenía el nexo con el cine latinoamericano?

-Bueno, sí, el Forum me dio la oportunidad de… (reflexiona) no, al contrario, yo le ofrecí mi especialidad de ser uno de los pocos conocedores del cine latinoamericano para mejorar la selección de películas. Cuando yo empecé, en los años setenta y ochenta, había en el mundo entero una docena de especialistas reales de América latina, y no de un país en particular. Escribí mi Historia del cine latinoamericano, etc. Pero hoy para mí el cine es sólo una parte de mi preocupación por América latina, no es el centro como al comienzo de mi larga vinculación y mi largo compromiso con el continente.

-¿Esta desvinculación progresiva fue motivada, además de cosas personales, por lo que iba pasando con el cine?

Uno de los descubrimientos de Schumann

-Por supuesto. El nuevo cine surgió en un momento en que en América latina había procesos de transformación. En Brasil llegó una democracia después de una dictadura militar. También cuando surgió el Nuevo Cine en Chile, por ejemplo, a principios de los setenta: luego vino la dictadura y no se produjo nada durante muchos años.

En un principio se trataba de un cine bastante experimental e innovador. Después comenzó la fase de la comercialización, de la esquematización, hacia fines de los años setenta, y las películas empezaron a seguir modelos como el brasileño. Éste comenzó como algo innovador, pero en líneas generales los brasileños mostraron a los latinoamericanos cómo hacer un cine comercial. Porque siempre criticaron que este Cinema Novo no fuera visto realmente en las salas de cine, y era verdad, pero no es el único criterio, que sea visto por una cantidad grande de gente, sino que es un lenguaje de expresión individual.

Después hubo otra fase cuando una cantidad enorme de las pequeñas cinematografías descubrieron sus capacidades y se transformaron también en productores. Como Chile, por ejemplo a partir de los años noventa la producción anual es cada vez más grande.

-Bueno, con altos y bajos.

-Toda la producción cinematográfica en América latina tiene altos y bajos. En ningún país hay una línea permanente de producción. Depende mucho de la influencia política, como en México, o depende de la situación económica, como en Argentina. Lo político siempre ha influido mucho en la producción, por ejemplo en Brasil los realizadores del Cinema Novo luchaban en los años sesenta no solamente contra la censura sino también para el apoyo estatal. Y durante la dictadura militar cuando se liberalizó un poco hacia principios de los años setenta, crearon Embrafilm (1969) como un instituto de cine. Y después, cuando volvió la democracia, un presidente democráticamente elegido lo destruyó (Fernando Collor de Melo a fines de los ochenta), lo liquidó, y hoy ese país que es realmente un mundo aparte no tiene un instituto de cine. En Bolivia tienen un instituto de cine, pero no en Brasil, lo que es fatal. Es un ejemplo.

Otro ejemplo es Argentina. En la fase de la redemocratización en los años setenta el Instituto de Cine ofreció la posibilidad de expresarse a una cantidad enorme de jóvenes realizadores. Y después, en los años noventa, vino con el peronismo una situación de corrupción del cine nacional y se mató la producción. Hoy hay otra vez un gobierno peronista, pero que ha dado un apoyo de la parte del Estado.

En México, cada sexenio con el cambio de gobierno cambia la política cinematográfica. Un gobierno apoya e invierte mucha plata y el próximo le quita todo eso. Por eso no hay ninguna permanencia de la producción como en nuestros países. Por eso es tan difícil para los realizadores conseguir la experiencia necesaria para una carrera cinematográfica.

-Más allá de las condiciones de producción, ¿cómo ha evolucionado el cine en su forma?

Un título que lo dice todo

-Hay muchos cambios. Por ejemplo en Argentina en este momento, hay un cine que podríamos llamar minimalista, que reduce al mínimo sus medios de expresión. No tienen una visión política, reaccionan contra eso que marcó a otra generación. En general estas tendencias son reacciones al cine anterior o a los "valores predominantes". En Alemania el lema era ir contra "Opas Kino", el cine de los abuelos. En Brasil hay una dictadura ultra-conservadora que promueve el orden, la familia, etc, y los jóvenes deciden hacer un cine "sucio", contrario a eso. Resume muy bien la actitud el título de una película de Júlio Bressane, Matou a família e foi ao cinema.

-¿En algún momento, ya sea en esa época u hoy, ha tenido sentido hablar de cine latinoamericano?

-Hoy con la globalización hay que reconocer que no hay una cultura latinoamericana, que ésos son conceptos artificiales que sirven para la comercialización. Pero la cultura indígena andina, por ejemplo, no tiene nada que ver con la tropical de la costa atlántica. Cada uno de estos países tiene un lenguaje bastante propio. No vale la pena hablar de cine regional. El Nuevo cine latinoamericano fue una marca que permitía incluir otros cines más pequeños y lo hace más "vendible", es más fácil organizar una retrospectiva bajo un título así.

Es como acá, no se puede hablar de "cultura europea". Sólo se hace una "película europea" para conseguir dinero de las instituciones. Y Latinoamérica es mucho más joven, tiene raíces distintas, mezcladas, ésa es su riqueza.

-¿Cuáles vendrían a ser las características básicas, las marcas de fábrica para poder incluirlos bajo esas etiquetas?

-¡Las marcas de fábrica de cada cine son tan distintas! Hay un problema de lenguaje, de los gestos, de los paisajes, a veces es la luz, que definen una película como argentina, mexicana, brasileña. A veces pueden bastar tres imágenes para identificarlo, pero es muy difícil definirlo, porque se termina en clichés y a mí no me gustan los clichés.

-¿Acaso no fue siempre un cliché?

-El cine latinoamericano hizo algo distinto cuando fue joven, pero hoy es tan esquemático, tan comparable. Presentan mundos distintos, pero con la misma forma. Ya el nuevo cine latinoamericano parece bastante viejo. En este momento hay una estética internacionalizada que empezó en Brasil. Así es como estos cines perdieron su rumbo y su éxito en el mundo.


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Publicada 04-03-2005

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