Entrevista
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Julien Temple y los Sex Pistols "Toda película es una aventura" |
En su paso por Santiago, el director británico diseccionó los referentes cinematográficos tras The Great Rock 'n' Roll Swindle (1980), su recordada docuficción sobre los Sex Pistols. Parodia-homenaje al mundo del rock donde comienza su amor incondicional por la legendaria banda punk.
Por Andrés Nazarala / Fotografìas: Cristian Soto L.
Desconocido por buena parte de los cinéfilos chilenos y poco cotizado por la prensa local, el abnegado cineasta musical británico Julien Temple –que junto al francés Vincent Moon (el último gran revolucionario del videoclip, arte oxidado que amenazaba con caerse a pedazos) y el director inglés Grant Gee, participaron en la última versión del cada vez más sólido Festival In-Edit-, no se esforzó demasiado en demostrar su grandeza como lo hubiese hecho cualquier artista de su estatura pagado de sí mismo, sino que se paseó amablemente por las salas de exhibición, relajado y en shorts, cargando casi siempre una botella de cerveza.
Con esa actitud presentó uno de sus hits, Glastonbury (centrado en el mítico festival de rock); dos flamantes trabajos del 2009, Oil City Confidential (documental sobre el grupo Dr. Feelgood) y Madness: The Liberty of Norton Folgate (sobre el regreso discográfico de la banda inglesa de ska Madness) e incluso un extracto de la aún no estrenada Requiem for Detroit, registro de la decadencia económica y moral de la ciudad norteamericana.
Absolute Begginers con David Bowie |
El eclecticismo de estos trabajos no es de extrañar. A lo largo de su extensa carrera, el prolífico Temple ha incursionado con frecuencia en el documental musical (aparte de las ya citadas, la magnífica Joe Strummer: The Future is Unwritten) el cine de ficción (Absolute Begginers, Vigo), la televisión experimental (The Eternity Man, The Comic Strip, The Secret Policeman's Other Ball -sobre un evento benéfico donde estaban invitados los Monty Python) y el videoclip, donde ha trabajado para músicos como los Rolling Stones, David Bowie, y artistas más comerciales como Janet Jackson.
Temple recuerda especialmente la realización del videoclip de la canción Into the great wide open, de Tom Petty, protagonizado por Johnny Depp y Faye Dunaway.
"Estábamos filmando el video de la canción Learning to fly, de Petty, en un aeropuerto militar de Arizona. Y de repente llegó Johnny y Faye que estaban trabajando en la película de Emir Kusturica (Sueños en Arizona). Entonces decidimos hacer un video a la rápida".
Earth girls are easy (1988) |
—¿No te interesó incluir a Jerry Lewis?
—Sí. Quería que él hiciera el personaje del manager, pero no se pudo. Aunque terminé conociéndolo en circunstancias más extrañas. En 1988 dirigí una comedia llamada Earth girls are easy, con Jim Carrey, y necesitaba incluir un extracto de El profesor chiflado. Hablé con gente de la industria y todos me dijeron que Jerry Lewis era el hijo de puta más desagradable de Hollywood. Pese a todo conseguí su dirección en Beverly Hills y llegué hasta la puerta de su mansión. Le dije que era un director inglés que necesitaba usar parte de su película y me entregó los derechos, sin problema.
Pero ha sido su fiel adhesión cinematográfica a los Sex Pistols la responsable de su fama incombustible. Dos documentales fundamentales –The Great Rock 'n' Roll Swindle (1980) y The Filth and the Fury (2000)- y uno menor, There'll Always Be an England (registro de varios conciertos en el Brixton Academy de Londres el 2007), testimonian el legado de su reino de rebelión, caos sónico y esperpento.
"Toda película es una aventura", repite este inglés de 57 años más de una vez a lo largo de la entrevista y estas dos piezas de compromiso musical, social y cinéfilo son coherentes con la premisa. Pero a diferencia de un Herzog que se atrevía a registrar la travesía sometiéndose a las inclemencias de una naturaleza abrumadora y salvaje, Temple sabe que los acontecimientos también se pueden estimular, provocar, manipular, inventar. Así, podríamos afirmar que el británico no sólo capturó el movimiento punk con su cámara sino que, de alguna manera, también lo construyó. Esto a través de intervenciones varias y la participación en rebeliones históricas. La más importante es tal vez el "happening" de los Sex Pistols frente al palacio de Buckingham para el aniversario de la Reina (el famoso Jubilee), cuando interpretaron God save the queen en un bote ubicado en el Támesis y fueron arrestados.
Fotos: Cristian Soto |
Todo comenzó a fines de los 70, cuando era un estudiante de cine en la National Film School y, en sus tiempos libres, con una cámara sacada de la escuela, filmaba a los Sex Pistols, su banda favorita.
"Frecuentaba lugares como el 100 Club pero al manager, Malcolm McLaren, no le gustaba que grabara. Entonces se me ocurrió meter la cámara por partes, escondida en mi ropa y en las de mis amigos, y armarla en el baño. Así pudimos filmar por un tiempo, hasta que McLaren se dio cuenta de la situación y, como ya no podía contra nosotros, me contrató como documentalista oficial de los Pistols. Me pagaba 12 libras al mes. Después descubrí que yo ganaba más que los integrantes del grupo", cuenta el cineasta en un rincón del Centro Arte Alameda, sin soltar su cerveza.
Ese fue su primer encuentro con la relación insana entre la agrupación musical y el hombre que la creó, un mentor manipulador, perteneciente a la clase alta londinense, que deliraba con Guy Debord y el situacionismo (corriente artístico-política que se fundaba en crear "situaciones" que subvirtieran el orden capitalista), buscando la provocación mediática desde la tienda de modas "Sex", que armó junto a la diseñadora Vivienne Westwood.
Desde entonces las cosas fueron empeorando hasta que la banda llegó a su fin, luego de una caótica gira estadounidense que, según muchos, fue perfectamente diseñada por McLaren: agendó conciertos en bares repletos de vaqueros nacionalistas y conservadores en vez de hacerlos en clubes vinculados al fenómeno punk.
Sin el vocalista –el fundamental Johnny Rotten, quien no aguantó la manipulación-, el representante empezó a tomarse en serio la idea de realizar un filme que demostrara su supremacía en la historia de la banda punk. Y para hacerlo a lo grande contrató al legendario director de cine erótico Russ Meyer quien, junto a su habitual colaborador, el guionista y posteriormente crítico Roger Ebert, escribió Who Killed Bambi? Temple, a estas alturas muy ligado al imperio de McLaren, participó como asistente de dirección.
"Meyer filmó durante una semana pero obviamente terminó peleando con McLaren" dice Temple.
-¿Imaginas cómo sería la película si la hubiese terminado?
-Sí. Sería un bodrio. El problema es que Meyer no entendía el fenómeno punk. Yo lo llevaba a clubes y conciertos en Londres y me preguntaba: "¿Dónde están las mujeres bonitas?" Le parecían horribles las chicas presentes. No tenía intención en abandonar su estilo. Quería incluir tetas y mujeres desnudas en un documental sobre el punk.
Con la partida de Meyer, el proyecto quedó en nada. Temple presionó y la idea volvió a llamar la atención de McLaren. Juntos escribieron el guión de lo que ahora se llamaría The Great Rock 'n' Roll Swindle. Un híbrido entre documental y ficción, el decálogo macabro del manager, un manual de cómo tomar a cuatro tipos sin talento y transformarlos en el fenómeno pop del momento.
-¿Hubo demasiado control de McLaren en el proceso de escritura de guión?
-La verdad que no. Sólo acordamos algunas cosas, pero me dio libertad para escribir la película. Y yo sobrepasé los límites. En las escenas que Steve Jones (guitarrista de la banda) lo busca para cobrarle el dinero que le debe, por ejemplo. McLaren terminó molesto conmigo. Después de filmar me despidió. Me dijo que había hablado con profesores de mi escuela de cine y que le habían dicho que yo era un mal alumno. Afortunadamente, terminé ganando la batalla legal.
Malcolm McLaren, manager de los Sex Pistols |
Así Temple se apoderó de una obra que le pertenecía, una película que no se toma en serio y abraza los excesos con cierto orgullo. Mezcla de experimento de estudiante de cine, rockumental por encargo y artefacto dadaísta, la cinta -estructurada en diez capítulos- sólo pudo haber sido realizada por alguien que, influenciado por la libertad punk, fuera capaz de lanzar sus escupitajos a los rostros del academicismo y las costumbres británicas.
Pero para ser una obra bastarda desde sus cimientos, The Great Rock 'n' Roll Swindle (La gran estafa del rock and roll) está repleta de referencias y homenajes cinematográficos.
-El punk siempre incluyó una fuerte crítica social en beneficio de la clase obrera. ¿Te sentiste influenciado por el Free Cinema británico?
-Sólo espiritualmente. Me interesaba cómo el Free Cinema salía a la calle a registrar la realidad, escapando de la artificialidad de los estudios. Pero era algo que yo valoraba más en el trabajo de Jean Vigo. Él fue el primero en usar cámara de mano. Vigo siempre ha sido una gran influencia para mí. Me interesa mucho su vida. Él murió trágicamente a los 30 años de edad luego de hacer cuatro obras maestras.
-¿Estabas consciente de la existencia de otras cintas punk como "Jubilee" de Derek Jarman?
-Sí, pero no me influyó en nada. La verdad es que no se podía hablar de un movimiento cinematográfico punk en ese momento. La película de Derek y la mía eran obras aisladas y muy diferentes. Él colaboró en The Great Rock 'n' Roll Swindle entregándome el registro de un concierto de los Pistols que había grabado. Recuerdo con cariño a Derek, era un gran tipo.
-¿Y cuál era tu relación con películas de rock como las que Richard Lester realizó para Los Beatles?
-Una de las primeras películas que vi en una sala de cine fue A Hard Day's Night. Mi padre me llevó a la función. Pero la verdad es que odio a Los Beatles. Fue un grupo demasiado condescendiente con el sistema. Me parece más interesante lo que hizo John Lennon después. Había mayor actitud y provocación.
La primera formación de los Sex Pistols. De izq. a der.: Johnny Rotten, Glen Matlock, Steve Jones, Paul Cook. |
Ignorando los referentes obvios para la creación de una cinta musical, Temple quiso ofrecer en su ópera prima pequeños homenajes a Luis Buñuel (el rostro de una mujer repleto de hormigas es un guiño a El perro andaluz), Orson Welles ("F for Fake fue una gran inspiración a la hora de crear una historia llena de falsificaciones y juegos entre realidad y ficción", confiesa el realizador), el cine porno británico (hay una escena de sexo oral protagonizada por la diva del género, Mary Millington) e incluso rastros de Performance (1970), la perturbadora película de Donald Cammel y Nicolas Roeg que llevó la obsesión borgeana por los espejos a terrenos pesadillescos. Como tributo, Temple reclutó a uno de sus actores: Johnny Shannon.
Pero por sobre todo, el director miró a Godard a la hora de estructurar el filme, capitulando la trama al estilo del cineasta francés.
"Cuando Godard vio la película dijo públicamente que estábamos frente el futuro del cine. Tiempo después lo encontré tomando un café en un festival en Italia, me acerqué a saludarlo y me gritó 'Fuck off'. Es el único contacto que he tenido con él", comparte Temple, lo que le da pie para recordar otro desencuentro. "Estaba en Los Angeles en los años 80 y Gil Evans me presentó a Miles Davis. Me dejó con la mano estirada y dijo que no saludaba a gente blanca".
La segunda formación de los Sex Pistols. De izq. a der.: Johnny Rotten, Sid Vicious, Steve Jones, Paul Cook. (Foto: Bob Gruen) |
Pero no sólo de cine se nutre The Great Rock 'n' Roll Swindle. Hay aquí también referencias al manifiesto Scum –texto feminista de guerrilla escrito por la malograda Valerie Solanas, la misma que le disparó a Andy Warhol-, guiños varios a la cultura pop y la aparición de Ronnie Biggs, el legendario delincuente que en 1963 encabezó el millonario asalto a un tren de carga y se refugió en Río de Janeiro, desde donde no podía ser extraditado. Temple viajó a Brasil junto a Steve Jones y el baterista Paul Cook para encontrarse con el mítico asaltante.
"Fue muy generoso e incluso grabó una canción para la película. Pero yo esperaba otra cosa. Imaginaba que Biggs era un tipo peligroso y en verdad era un hombre amable que se llevaba muy bien con la gente de Río", cuenta el realizador. Y agrega: "Esa experiencia fue una aventura. McLaren no nos envió el dinero que nos prometió y estuvimos anclados en Brasil sin nada. Debíamos pagar equipos que habíamos arrendado. En un momento incluso no teníamos qué comer. Sólo nos alimentábamos con jugos de frutas exóticas. Después de un tiempo me di cuenta de que mi aspecto físico había cambiado. Me sentía sano, como un dios brasilero".
Sid Vicious (de arriba a abajo): cantando My way, con su novia Nancy, como animación en The Great Rock 'n' Roll Swindle y tocando en Dallas |
La gran aventura de Temple en la creación de The Great Rock 'n' Roll Swindle terminó en 1980, cuando la película llegó a las salas británicas. Fue un estreno triste. El grupo ya no existía y dos de sus personajes acababan de morir trágicamente. La pornostar Mary Millington se suicida con una sobredosis de medicamentos; y en el Hotel Chelsea de Nueva York, el bajista Sid Vicious asesina a su novia Nancy, para luego matarse tomando gran cantidad de heroína. Además, los fans no estaban dispuestos a ver una obra que homenajeaba a la banda y al mismo tiempo se burlaba de ella.
"Alguna gente la odió", confiesa Temple. "Era una oferta arriesgada y los fanáticos no tenían muchas ganas de reír".
De todas las escenas, hay una que quedó en la gran carpeta de la cultura popular: Sid Vicious cantando su particular versión de My way (la canción popularizada por Frank Sinatra) en el lujoso Olimpia de París para posteriormente asesinar a disparos a cada uno de los asistentes. En el rodaje estaba presente el icono de la música francesa, Serge Gainsbourg, quien quedó impresionado con la cultura punk.
-¿Cómo recuerdas a Sid Vicious?
-Era un tipo extraordinario. Mi favorito de los Pistols. Tenía un carisma que nunca volví a encontrar en un ser humano. Era una buena persona además. Creo que Nancy le hizo mal. Ella era una groupie, es decir, una prostituta, que había llegado de Estados Unidos para hacerse famosa. Primero trató de seducir a Johnny y, como no le resultó, siguió con Sid. Era una persona muy desagradable.
-¿Crees que ella lo metió en las drogas duras?
-Sí, absolutamente.
-¿Es verdad que leíste una carta de suicidio de Sid Vicious?
-Sí. Ahí se refería al tema de Nancy. Es todo muy confuso. Yo creo que se trató de un pacto suicida mutuo.
-¿Te gustó "Sid y Nancy" de Alex Cox?
-Creo que toda la primera mitad, en Londres, es basura. No hay nada real ahí. Pero me gusta el final, cuando ellos están solos en Nueva York. Toda esa parte está muy bien lograda. Es como una película en sí misma. Valoro mucho también lo que hizo Gary Oldman. Es una gran actuación.
De pronto, Julien Temple adelanta su próxima empresa, una muestra radical de su compromiso intacto con el bajista muerto.
"Después de que los Sex Pistols tocaron en una fiesta infantil (el registro aparece en el segundo documental sobre la banda), Sid me llevó detrás de unas cortinas y me pidió que filmara cómo Nancy le hacía sexo oral. Estaba tan drogado que no se le paraba. Al otro día, filmé un concierto y borré accidentalmente la escena. Ahora estoy tratando de recuperarla. Tengo amigos que dicen que hay una técnica, al estilo FBI, para resolver este tipo de problemas".
-¿Qué harías con el material?
-¡Ganar plata! La vendo por ahí. Se podría bajar como el video de Pamela Anderson… "Sid Vicious's blowjob".
El titular que inspiró el título de la cinta de Temple |
Veinte años después de la realizaciónde The Great Rock 'n' Roll Swindle, Julien Temple sintió la necesidad de narrar la historia de los Sex Pistols desde el punto de vista de la banda; hacer justicia ante la tiranía de McLaren. Pese a un montaje lúdico en el que la música y las entrevistas conviven con archivos de televisión, extractos de piezas shakespearenas y gags humorísticos que se mofan de las tradiciones británicas, The Filth and the Fury (tomado del titular del Daily Mirror) se trata de un trabajo más convencional que desnuda a la banda punk años después de la debacle.
"Sentí la necesidad de que ellos tuviesen la oportunidad de expresar su punto de vista, apremiados por la distancia. Me interesaba particularmente la opinión de Johnny Rotten".
-¿Cómo reaccionaste cuando lloró al recordar a Sid Vicious?
-Me sorprendió que mostrara sus afectos. Después de filmar me dijo que si incluía esa parte me iba a matar, pero con el tiempo lo fue aceptando.
Para Temple, los Sex Pistols son como su familia. Con la misma entrega se ha acercado a otros íconos musicales, pero sólo los punks británicos lo hacen considerar la posibilidad de una nueva secuela.
"Es irremediable. Soy un gran fan de ellos", remata, poniendo sobre la mesa la última botella vacía de cerveza.
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