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Retorno de la Sala Sazie: Historias desconocidas de "Die Kolonie" de Orlando Lübbert

El martes 7 de junio se inauguró la Sala de cine Sazié en la Casa Central de Universidad de Chile. Aunque fue más bien un reestreno, un retorno a las raíces. En 1954 en ese mismo sitio se dio cabida a las primeras exhibiciones del Cine Club Universitario –cofundado por Pedro Chaskel– que estuvo en actividad hasta iniciados los años 70. La película inaugural no podía ser más atingente: "Die Kolonie", de Orlando Lubbert, una cinta sobre Colonia Dignidad justo en los días que la historia de la secta se daba a conocer a todo el mundo a través de "Colonia", el largometraje del alemán Florian Gallagher, que también se estrenó en Chile hace unas semanas. (Foto: Die Kolonie)

Por Colectivo Miope

En 1952 un estudiante de arquitectura llamado Pedro Chaskel asistió [1] a la segunda temporada de exhibiciones del Cine Club Pro Arte [2] que había tenido una exitosa primera incursión a fines de 1951. Treinta y nueve sesiones se desarrollaron desde abril a diciembre de ese año todos los sábados a las 16:00 hrs. en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad de Chile. Los encuentros cinecluberos recibieron el apoyo del Departamento de Foto-Cinematografía de la institución y fueron dirigidos por el estudiante argentino de ascendencia sueca Nils Bongue. El joven Bongue introdujo el tema con su artículo Bases para nuestros Cine-club [3]:

"Toda esta labor tiene un objetivo: hacer que cada vez sea más numerosos el público que comprenda el lenguaje cinematográfico y que sea capaz de juzgar y criticar con fundamentos y buen gusto. La más interesante de las actividades citadas consiste en las exhibiciones de películas de mérito que se hacen dando al espectador un punto de vista distinto del de la butaca comercial. Hay que notar que esta clase de exhibiciones trae aparejada una serie de dificultades que se presentan para conseguir los films, muchas veces fuera de comercio, otras en mal estado y la gran mayoría en el extranjero, en mano de cinematecas privadas u oficiales. Por este motivo, con este primer ciclo programado, las películas escogidas no responde a veces a las características de "joyas cinematográficas", sino que son lo mejor en el género que se puede conseguir en el país actualmente (…) Cada función se dividirá en una primera parte destinada a una presentación general de la película y del cine del que es representativa, y una segunda parte constituida por la exhibición. En cada tercera función se ofrecerá una tercera parte con un debate polémico entre personas del público, destinado a crear opiniones y promover interés".

El vergel (asfixiante)

El Mercurio, 15 de noviembre de 1952

Sesenta años después se supone que el panorama es totalmente distinto, con una oferta de contenidos audiovisuales tan vasta que incluso abruma: Internet con sus populares series consumidas con gula y las no pocas salas que proponen contenidos presenciales alternativos (Radicales, Centro Arte Alameda, Cine UC, Normandie, Sala K, Cineteca Nacional, Biógrafo, etc….Casi todas apiñadas en el centro, dicho sea de paso). Así entonces cabe preguntarse qué –además de la entrada liberada– posibilita la Sala Sazié hoy. Qué, además de contribuir a revitalizar esa cierta sensibilidad e identidad institucional forjada en los 50; y cuya cadena de voluntades y rigores permitió que se fuera gestando un polo de estudio y producción de cine; pasando -paralelo al Cine Club- por la creación del Centro de Cine Experimental (1957) y la Cineteca (1961-1976/2008-hasta ahora).

La instancia en cuestión propone a primera vista algo evidente y no por eso menos significativo: convocar a todo ese cine que no está -o pasa desapercibido- en el oceánico Internet o que tampoco duraría en las salas comerciales e incluso alternativas. Pues, además de estar sometidas a los designios de una rentabilidad concreta (ambas), las salas alternativas rara vez se interesan por profundizar mediante diálogos abiertos y bien dirigidos orientados una discusión o un análisis en torno a lo que exhiben. Y así ese otro cine posible puede ser: regional, de género, políticamente incorrecto o militante, medioambiental, sobre educación, sexualidad, cine de animación (para adultos, ojalá), etc. Por lo tanto resulta fundamental discriminar, seleccionar, poner en valor pero en un sentido cada vez más pensado. ¿Se podría además generar hoy un nuevo polo de estudio y producción posible, considerando el saturado y aún centralizado contexto actual?

La Colonia de Lübbert

La Colonia (1985)

Aunque el primer ciclo de la sala Sazie se vio interrumpido por la toma de la Casa Central de la Universidad de Chile (ahora nuevamente retomando funciones desde inicios de agosto), su película inaugural La Colonia (Die Kolonie, 1985), de Orlando Lübbert, revivió las veladas del Cine-Club. Producida por la televisión alemana, filmada en Hamburgo y Madrid, y hecha en clave de thriller, La Colonia narra en una primera instancia los intentos de un padre por contactarse con su hija, retenida en Colonia Dignidad, el hoy bien conocido enclave alemán creado en 1961 y liderado por Paul Schäfer (1921-2010). Es también, en otro sentido, la historia de una migración masiva de un grupo de desmoralizados alemanes engatusados por un camillero devenido en predicador degenerado con delirios mesiánicos.

Apelando al concepto central del cine-foro y/o conversatorio propio del cineclubismo, Lübbert contó, luego de la exhibición de la película, sobre cómo logró darle forma al proyecto. A comienzos de los 80, entrampado en el desarrollo de la película, un día recibió una providencial llamada telefónica. La persona al otro lado de la línea sabía quién era él y lo que estaba intentando hacer. Sin mayor preámbulo le ofreció ayuda: nada más y nada menos que su archivo, dos maletas con documentos inéditos. Esa persona era Wolfgang Müller, el primer colono que en 1966 pudo escapar [4] de la villa-prisión y comenzar denunciar lo que vio o vivió: un régimen de esclavitud, secuestro de niños, control absoluto de las relaciones, torturas físicas y psicológicas, abuso sexual infantil, etc.

Con ese material y también con los archivos custodiados por Helmut Frenz que dirigía Amnistía Internacional en Bonn, a los que tuvo acceso, Lübbert buscó financiamiento y una televisora alemana se interesó. Aunque le asignó un periodista para la redacción del guión. El profesional tenía experiencia haciendo reportajes sobre el caso pero el resultado no sirvió. El chileno finalmente redactó el guión solo, cuyo protagonista era un padre algo torpe que recibe una extraña carta de su hija y va en su busca uniendo cabos, hasta vivir en carne propia lo que solo sabía de oídas: las declaraciones de víctimas no tomadas en cuenta por la justicia por años. Pero el cineasta también mencionó que no pudo incluir todo lo que hubiese querido en la película, que tuvo que sacar escenas y diálogos complicados. En todo caso ahora podrá resarcir la falencia, pues este año Lübbert obtuvo un fondo Corfo Cine –15 millones de pesos – para investigar y hacer el guión de La memoria del viento, película que narrará la huida de Wolfgang Müller de Colonia Dignidad.

Orlando Lübbert en la sala Sazie (Foto: Colectivo Miope)

Si bien mucho de lo que ocurrió el interior de Colonia Dignidad por décadas ha quedado establecido por los tribunales, la psicología de los que fundaron en enclave no siempre se explora, ni tampoco cómo fue posible que todos los gobiernos chilenos hayan hecho tan poco por investigar de verdad lo ocurrido en el interior de la secta. Consultado por un espectador sobre "¿Cuál era la intención original de Colonia Dignidad?", Lübbert así lo desarrolló durante el conversatorio:

"La mayor parte de la gente de Colonia Dignidad son desplazados de la guerra. Durante la segunda guerra mundial cuando avanza el ejército rojo hacia Berlín, ésta gente tuvo que escapar a pie –lo perdieron todo–, murieron muchos. Y vuelven a Alemania en muy malas condiciones. Dentro de esa gente –muy religiosa– sale la mayor cantidad a [integrar] Colonia Dignidad; gente con mucho miedo. Deambulan por las calles buscando trabajo y Schäfer –que tenía como brazo derecho a Hugo Baar– se aprovecha de esta situación. Era un buen orador, un tipo inteligente y carismático. Se dedicaron a predicar en ciertas comunidades bautistas. Y es que había una necesidad muy grande, había un desastre espiritual y moral muy grande en Alemania, que hacía que la gente siguiera esto. Así lograron tener una cierta cantidad de adeptos. La especialidad de Schäfer era dividir los grupos, dividir las familias. Empezó a hacer un trabajo de hormiga a través del sistema de la confesión: la gente tenía que expulsar sus pecados y él se aprovechaba de esa información".

La otra Colonia

Michael Nyqvist como Paul Schäfer y Emma Watson como una de las colonas

La experiencia de Orlando Lübbert, que ha investigado durante décadas este tema, se conecta además con la reciente Colonia (2015) de Florian Gallenberger, en la que el chileno presto asesoría [5]. En febrero de 2016 se estrenó en Alemania esa superproducción que, en clave de thriller politico-romántico, narra la captura en 1973 un diseñador alemán (Daniel Brühl) simpatizante de la UP, su posterior reclusión y tortura en Colonia Dignidad y el rescate –inverosímil– de su novia (Emma Watson). Poco se puede agregar de esa película, de su calidad o estilo (ya duramente aporreda –y con razón– por los críticos luego de su paso por el festival de Toronto 2015). No obstante, en abril pasado, el gobierno alemán a través de su ministro de asuntos exteriores, aprovechó el reflote del tema y pidió perdón públicamente sobre la actitud de la representación diplomática de aquella época: "Este es un capítulo negro de la historia de la diplomacia alemana y es evidente que los diplomáticos perdieron la orientación e hicieron muy poco para proteger a las personas que buscaban escapar del maltrato" [6]. De hecho ésto ultimo es tal vez lo único que propone la cinta alemana reciente, llena de lugares comunes, personajes insustanciales, efectismos y nula profundidad, emulando lo peor que ha hecho Hollywood cuando intenta universalizar asuntos basados en hechos reales.

Ocultamiento concertado

En 1988, luego de ganar un premio en el Festival de Cine de Nuremberg (1986), la cinta de Lübbert se emite dos veces por la cadena ARD de Alemania occidental. No hubo repercusiones de nada de eso en Chile. El silencio sobre Colonia Dignidad se mantuvo hasta 1991, cuando el Gobierno de Aylwin le cancela la personalidad jurídica a la organización. Connotados políticos de derecha protestaron y lo volverían a hacer con posterioridad sistemáticamente. Y es que hoy se sabe que el régimen militar y Colonia Dignidad establecieron intensas relaciones. Pinochet, Manuel Contreras, Jaime Guzmán, entre otros, visitaron el enclave. Este nexo es entendible y de manera casi natural dado el anticomunismo endémico de los colonos alemanes que perdieron todo a manos de los rusos durante -y al final- de la gran guerra. Si además se suma la reforma agraria, las tomas de fundo y las expropiaciones que durante el gobierno de Allende avanzaban por la zona, el cuadro queda claro. Aunque también es cierto que la reforma no tocó un metro de terreno de la colonia; que comenzó siendo un pedregal estéril de 2.000 hectáreas para llegar ostentar más de 15.000 de fecundos cultivos laboriosamente trabajados (sin mediar remuneración).

Afiche original

Con el retorno de la Democracia la película de Lübbert tendría su eventual visibilidad en Chile gracias a los operativos policiales (300 efectivos) contra la colonia en 1996. De nuevo, la inmediata y enérgica defensa al enclave, encabezada por los entonces senadores Hernán Larraín y Sergio Fernández, entre otros, no se hizo esperar. El cineasta fue a TVN con La Colonia bajo el brazo para aprovechar el interés mediático por el caso. Contó en una entrevista que el material fue recepcionado en el canal "de todos los chilenos" con interés e incluso entusiasmo, pero luego de sospechosas tramitaciones y maniobras burocráticas la emisión nunca se concretó. Lübbert lo asumió como un evidente acto de censura [7].

Y claro, esa otra constante inquietud que siempre ha flotado en el ambiente hasta la actualidad es por qué lo que se iba revelando de Colonia Dignidad tuvo tanta resistencia de los autoridades chilenas, y de todo el espectro político. Sobre esta enmarañada complicidad o apoyo soterrado –esta vez desde tv-internet– el periodista Jorge Escalante desclasificó este año las palabras que el obispo Carlos Camus (1927-2014) le confió en 2008 luego de esta pregunta: "Obispo, ¿Ud. por qué cree que Colonia Dignidad tiene tanto poder?"

"Te lo voy a decir una vez, pero nunca te voy a dar los nombres, porque yo lo recibí en confesión. La red de protección se establece fuertemente bajo el chantaje. Invitaban a autoridades, y a algunos de ellos los filmaban y los fotografiaban teniendo relaciones sexuales con menores, con niños". [8]

Pier Paolo Pasolini sintetizó su Saló, o las 120 jornadas de Sodoma (1975) con un texto que podría aplicarse también a la raíz de La Colonia.

"La anulación de la personalidad del otro (…) Trata, no sólo sobre el poder sino de la anarquía del poder. Nada es más anárquico que el poder. Éste hace lo que quiere, lo cual es completamente arbitrario o dictado por su necesidad de carácter económico que escapa a toda lógica común" [9]

La Colonia (1985)

En un sentido estrictamente económico parece estar lo medular del sistema que funcionó en Colonia Dignidad, cuyo objetivo definitivo –y utópico– era la abolición del dinero y la construcción de una sociedad que superaría el capitalismo; sistema contra el cual se supone pretendieron luchar sin éxito los nacionalsocialistas germanos y cuyo principal representante eran –según ellos– los judíos.

La guerra y sus brutalidades: el ascenso del nazismo y su caída, la posterior "liberación" soviética de Alemania, la huída de los vencidos, el comienzo de la guerra fría, la reconstrucción de las naciones, la disputa por una nueva hegemonía económica. En ese contexto revuelto y enajenado nació Colonia Dignidad, espacio donde se pretendió construir una suerte de paraíso comunitario, fraterno, próspero y autosuficiente -ajeno a los embates del mercado-, aunque a cierto precio, claro: esa disciplina brutal…que incluía pedofilia, tráfico de armas, enriquecimiento ilícito, experimentos químicos, secuestros, torturas, muertes y desapariciones.


NOTAS

[1] Hizo mención de esto en una entrevista –de 1992– concedida a la abogada y cineasta Marcia Orell, publicada en el libro Las fuentes del nuevo cine latinoamericano (2006, pág. 141)

[2] El Cine Club Pro-Arte fue una agrupación surgida bajo el alero del Club Pro Arte, gestado a su vez –en 1950– desde el semanario Pro Arte (1948-1956). Uno de los socios fundadores y financistas de este Club fue Sergio Larraín García-Moreno (padre del fotógrafo del mismo nombre fallecido en 2012 en Ovalle); y en el directorio estuvo, entre otros, la actriz y luego documentalista Nieves Yankovic.

[3] Revista Pro Arte Nº 154, 26 de marzo de 1952. (disponible en Memoriachilena.cl)

[4] La revista Ercilla destapó el caso en marzo y abril de 1966 con sendos reportajes de Osvaldo Muray, Erica Vexler y Juan Ehrmann (el célebre critico de cine): Policia frustó sensacional rapto (23-III-1966); Tras los muros de la Dignidad (30-III-1966); La Colonia del Terror (6-IV-1966). Wolfgang Müller llegó huyendo desde Dignidad a un asilo de ancianos de Pudahuel. Un comando de 15 colonos lo venia persiguiendo desde el sur con el objeto de raptarlo. La policía chilena tuvo que proteger a Müller del grupo que –según el joven– lo iba a matar. En los artículos de Ercilla se propone que "Müller fue correo entre los comandos alemanes de América del Sur, y, por lo tanto, poseedores de muchos de muchos intranquilizantes secretos para la seguridad de algunos ex-jerarcas del régimen nazi". Conocido es el caso de Walter Rauff –acusado por crímenes de guerra– que nunca fue extraditado y vivió en Porvenir, Tierra del fuego, y finalmente falleció en Santiago en 1984; sepultado con saludo nazi y todo. https://www.youtube.com/watch?v=ngp6NQtVUtw

[5] "Colonia Dignidad debería ser conocida en todo el mundo" (Entrevista a Florian Gallenberger, por Isabel Mardones Rosa. Marzo de 2016) http://www.goethe.de/ins/cl/es/sao/kul/mag/flm/blo/20714531.html

[6] "Alemania pide perdón por los crímenes de la Colonia Dignidad en Chile", de Enrique Müller (26 de abril de 2016).http://internacional.elpais.com/internacional/2016/04/27/actualidad/1461767422_522880.html

[7] Entrevista a Orlando Lübbert por Felipe Portales y Julio Argomedo (2-VIII-2007). Enlhttp://www.icei.uchile.cl/noticias/42410/orlando-lubbert-no-hemos-abordado-el-gran-tema-de-la-censura

[8] Programa Cultura Verdadera, La Red, 6 de enero de 2016 (a partir del minuto 34) https://www.youtube.com/watch?v=MKXX5l9qbgA

[9] Entrevista incluida en el documental Salo: de ayer y hoy (2002), dirigido por Amaury Voslion, incluido en los extras del Dvd de Saló, o las 120 jornadas de Sodoma. https://www.youtube.com/watch?v=aZhwLk95t9g


 

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