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Film Estreno

The Hurt Locker

Una bomba a punto de explotar Vivir al límite

Por Andrés Nazarala

En Fahrenheit 9/11, Michael Moore nos entregó un dato escalofriante: un grupo de soldados norteamericanos mataba a terroristas iraquíes al son de una canción de The Bloohound Gang, esa que exclama "¡Burn motherfucker, burn!".

Si bien un psiquiatra podría explicarnos con propiedad si esta concepción de la guerra como un adrenalínico videojuego responde a algún mecanismo psicológico de defensa ante el horror, lo cierto es que no nos sorprende que muchos encuentren placer en la autorizada e impune violencia bélica, esa que se ampara en "valores superiores" como la justicia, la patria e incluso, paradójicamente, la paz.

Vivir al límite, la aclamada película de Kathryn Bigelow, aborda esta patología, un mal que no ha sido retratado a cabalidad por el cine. No es que no existan películas sobre la alienación, la perturbación y la locura que provoca la guerra (la lista sería extensa, desde Pelotón, pasando por Apocalipsis Ahora hasta la semi-seria oferta de Troma, Combat Schock, sobre un veterano que no puede sacarse a Vietnam de la cabeza) sino que el goce aplicado a esta práctica parece inédito y fuerte, como toda historia de adicción (lectura anexa: no hay que mirar demasiado lejos para entender que la tortura, esa práctica tan nuestra, también conlleva una insana dosis de delectación).

Bigelow carga la patología sobre los hombros de William James (Jeremy Renner), soldado perteneciente a un escuadrón especial cuya misión consiste en desactivar bombas. Estamos ante un hombre perturbado que juega con los extremos, buscando el peligro, sacrificando la integridad de los suyos. La violencia está instalada en su organismo; surge en medio de las misiones bélicas pero también en los momentos de distensión. Y aunque su sensibilidad y asombro no se han extinguido por completo –en una de las escenas sale a cobrar venganza por el terrible destino de un niño-bomba con el que se había encariñado- está consciente de que esto es lo suyo, su droga.

Para que lo anterior quede claro, la película abre con una cita del reportero Chris Hedges (la cinta está basada en sus escritos) que dice: "La urgencia de la batalla suele ser una potente y letal adicción, porque la guerra es una droga".

El anormal carácter de James actúa como conflicto narrativo en una película que se preocupa principalmente de escenas de acción en las que la tensión es el elemento principal. No es casual que estos soldados se encarguen de explosivos porque todo aquí funciona como una bomba a punto de explotar.

El estilo docu-ficción crudo y deslavado (muchas escenas fueron filmadas en 16mm), el manejo del tiempo, los silencios interrumpidos por explosiones estruendosas son elementos que Bigelow manipula para la construcción de una película inquietante, un paseo por el infierno que, aunque a ratos se vuelve agotador, tiene el objetivo de instalar al espectador en medio del campo de batalla.

Sorprende cómo la realizadora ingresa en este universo de testosterona sin manifestar la femineidad de muchas de sus colegas. Bigelow es una directora "masculina", incluso más que su ex marido, James Cameron, el sentimental director de Avatar, su más serio competidor en los Oscares.

El hábil, viril y frío manejo de la acción no excluye instantes que recapacitan sobre la premisa anunciada en la obertura, como cuando James recorre un supermercado estadounidense, desplazándose entre los productos como si fuera un extraterrestre. Más tarde le revela a su hijo que la guerra es su vocación, su único interés en la vida. Toda esta secuencia le da al filme la reflexión que necesitábamos, una lectura política desde el pasillo de los cereales –la sucia guerra parece ser necesaria para la conservación del "american way of life"- además de una reflexión existencial desde el hogar familiar donde el protagonista ya no se siente cómodo ni es capaz de apreciar. Es que ya es demasiado tarde. El virus, como diría William Burroughs, se ha expandido sin vuelta atrás.

The Hurt Locker
EEUU, 2008
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Kathryn Bigelow
Nicolas Chartier, Greg Shapiro, Mark Boal
Mark Boal
Barry Ackroyd
Chris Innis y Bob Murawski
Marco Beltrami y Buck Sanders
Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, David Morse
131 minutos

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