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Film Estreno

RÃo Los pájaros también bailan samba
Por Andrés Nazarala
Una de las estrategias que el cine animado ha adoptado para reinventarse es dinamitar el tradicional "En un lugar muy muy lejano…" para instalarse en escenarios identificables del mundo que conocemos. Ratatouille transcurre en un reconocible restaurant parisino (que algunos sean elegantes no significa que estén libres de ratas); Up! se ambienta, con cierta ironía, en una ciudad que podría ser cualquier ciudad marcada por lo que llaman "progreso": mientras que Toy Story tiene el mérito de transformar una pieza de niño en un sorprendente campo de batalla.
Al margen de los nuevos desafíos estéticos que dibujar locaciones reales trae para los animadores, el traslado de seres fantásticos a nuestra dimensión instala lo que probablemente ha sido el gran objetivo del cine infantil desde su nacimiento: la fascinante –especialmente para niños- posibilidad de un universo paralelo dentro del nuestro; la idea de que en este mundo opaco y funcional se estén desatando batallas secretas, esté sucediendo algo mágico que no alcanzamos a percibir.
En Río, los protagonistas hablan entre ellos aunque, a oídos de los personajes humanos, sólo emiten ruidos de pájaros. Su aventura ocurre en este mundo e, incluso, involucra a personas de carne y hueso, pero se entiende mejor en el micro-mundo animal donde las dinámicas de relación son como las nuestras, con la diferencia de que todo está tocado por la vara de la fantasía.
El director Carlos Saldanha (La era del hielo), oriundo de Brasil, abarca las dos caras de Río de Janeiro; la reconocible, con turistas subiendo al Pan de Azúcar y visitando la playa; y también la mágica, donde, por ejemplo, un grupo de pájaros realiza una fiesta (con Dj y todo).
En estas dos madejas va construyendo una cinta que tiene el atractivo de funcionar como un homenaje animado a Río de Janeiro –o, digamos, una celebración de su flora y fauna- y también como una comedia infantil repleta de fantasía.
Los méritos en este segundo propósito son los mismos que han alzado al cine animado durante el último tiempo: buenos diálogos, un guión paradójicamente lleno de "humanidad" (un pájaro exótico que no sabe volar regresa a su Brasil natal, se enamora de una pajarita de su misma especie y debe arrancar de las garras de unos traficantes de animales) y, principalmente, mucho ingenio gráfico como lo prueban los primeros segundos del filme, con un grupo de pájaros emulando, al ritmo de la samba, a las bailarinas del carnaval, con sus plumas multi-cromáticas y sus frenéticos movimientos de cadera.
Si Río abusa de los clichés vinculados a la ciudad –algo que se ha criticado, como en su momento se cuestionó a Kung Fu Panda por simplificar la cultura oriental- es simplemente porque esta es una película animada que resiste excesos y caricaturas. Y también porque a Saldanha le interesa mostrar el lado amable de Río -hay una escena en las favelas, pero esto claramente no es Ciudad de Dios-, con la singularidad de sus paisajes y el calor de sus celebraciones y su música.
La labor del respetable Sergio Mendes como productor musical, condimenta muy bien esta experiencia sensorial que además de ser una entretenida película infantil, funciona como una suerte de documental animado de Río. Y eso, con respectivas afinaciones, suena a género nuevo.
Rio EEUU, 2011 |
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Dirección: Producción: Guión: Fotografía: Montaje: Música: Duración: |
Carlos Saldanha Bruce Anderson y John C. Donkin Don Rhymer, Joshua Sternin y otros Renato Falcão Harry Hitner y Randy Trager John Powell 96 minutos |
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