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Film Estreno

Bombal

Vidas incompletas Bombal

Por Jorge Morales

El 2011 se estrenaron dos filmes sobre figuras emblemáticas del arte chileno: Violeta Parra (Violeta se fue a los cielos) y Gabriela Mistral (Locas mujeres). Ambos retratos biográficos muy acotados que tienen como columna vertebral su vida amorosa. Aunque con Gabriel Mistral la cinta de María Elena Wood tiene la virtud de romper la imagen oficial de abnegada maestra asexuada y establecer documentalmente la homosexualidad de la poeta y su estrecha relación sentimental con su secretaria personal (gracias al hallazgo de cintas magnetofónicas con cariñosos diálogos entre ellas), no ofrece ningún otro flanco distinto que no sea ese descubrimiento. Incluso, pese a que el título alude a una cita directa de Gabriela Mistral, lo de "locas mujeres" es engañoso porque su romance era quitado de bulla, sobrio y aburguesado. En el caso de Violeta Parra, el filme de Andrés Wood (hermano de María Elena) escarba un poco más sobre la cantautora, pero toma dos decisiones insensatas: que Violeta se lamentaba desde niña de su apariencia (o sea se sentía fea) y que su suicidio se explica por el quiebre con el músico francés Gilbert Favre. Dos perspectivas cuestionables, la primera, porque banaliza su figura al hacer hincapié sobre un aspecto menor que, de ser cierto, carece de importancia, y la segunda, porque aventura una hipótesis temeraria que no tiene ninguna forma de ser corroborada pero que sirve como remate a la estructura narrativa de su amor frustrado. Por eso, más allá de las virtudes y defectos que ambas películas poseen, lo interesante es que pareciera que el único abordaje posible para los cineastas nacionales para tratar de explicar a las intelectuales y artistas chilenas sea su vida romántica. Una mirada arquetípica y machista que causaría alguna controversia de ser utilizada con un hombre, o ¿acaso nadie creería injusto y reduccionista una cinta sobre Pablo Neruda, por ejemplo, que sólo se trate de los amores y líos de falda que tuvo el poeta?

Ahora con Bombal, Marcelo Ferrari hace exactamente lo mismo que los Wood: el único aspecto que conocemos en la película sobre la escritora chilena es su vida sentimental. En este caso, la tentación era más que evidente porque María Luisa Bombal había protagonizado un episodio relacionado con su pasión romántica de tal magnitud –el intento de homicidio de su ex amante Eulogio Sánchez- que probablemente el hecho marcó su existencia y merecía al menos un segmento. Pero concentrar toda la historia a ese corto período de su vida –el más "polémico" y vendedor- minimiza cualquier otro aspecto de interés sobre su personalidad, pensamiento u obra. Una traición que la misma Bombal fílmica (encarnada en una pobre representación de Blanca Lewin) se encarga de rechazar en la secuencia con el periodista argentino de la revista Sur que le pregunta e insiste sobre sus relaciones amorosas y ella reacciona violentamente sintiéndose –cómo no- menospreciada como intelectual.

Por otro lado, Bombal es la típica cinta clásica de cuidada técnica, seria y solemne, que mira el pasado como si recorriera un museo, donde cada pieza de época es anémica y carente de vida. Una paradoja tratándose de una historia de pasiones y arrebatos descontrolados. De algún modo, Bombal nos retrotrae a un tipo de cine académico muy similar a la cinta anterior de Ferrari, Sub Terra (2003), donde la preciosista reconstrucción histórica aparecía vaciada de espíritu, una ilustración decorativa de un pasado sin pulso ni profundidad sobre sus ecos políticos y sociales. Así como antes Teresa (2009) de Tatiana Gaviola –por cierto, otra película cuya única dimensión para analizar a una escritora es su desventurada vida amorosa-, o pronto La lección de pintura, de Pablo Perelman (de estreno este 2012, con el telón de fondo de una versión cartón piedra de la Unidad Popular), Bombal no tiene mirada, sólo relato. Caricaturas históricas pulcras, insípidas, sin la sensibilidad de la cual supuestamente se precian en su argumento. No es raro que Ferrari haya pensado en principio esta película como una serie de televisión. Su puesta en escena recuerda nuestras más tópicas y convencionales telenovelas "épicas" de mujeres de carácter que sólo una injustificada y "moderna" cámara en mano trata de ocultar.

Y ese es el principal problema de Bombal. Más que una mala película, es una película vieja. Su estética, sus lugares comunes sobre las perturbadoras vidas de los artistas –otro arquetipo archirepetido en nuestro cine-, su visión objetivista de la historia (puede ocurrir en cualquier época porque el pasado para Ferrari es sólo ambientación y vestuario), la ausencia total de riesgo, ponen a Bombal como un eslabón más de cierto tipo de cine chileno donde el director ejecuta el guión sin poner ningún punto de vista ni sello personal.

Quizás el único mérito relevante de la cinta sea poner en el radar nuevamente a María Luisa Bombal aunque sin aportarle nada nuevo e interesante a su figura. En ese sentido, la apresurada decisión de la Editorial Zig-Zag de poner en la sobrecubierta de una lujosa edición de sus obras completas la imagen de Blanca Lewin personificando a Bombal, puede ser una idea de marketing efectiva –en rigor su eficacia dependerá del éxito de la película- pero es irrespetuosa con la escritora. Sé puede entender, por ejemplo, que una obra de ficción como Ardiente Paciencia de Antonio Skármeta, se haya retitulado como El cartero de Neruda por la buena recepción que tuvo Il postino (1994), de Michael Radford, y se utilizaran imágenes del filme en su portada. Pero eso es muy distinto a que Philippe Noiret -que hiciera de Neruda en la película de Radford- aparezca en la portada de las obras completas del Nobel chileno. La medida ya sería discutible si Bombal fuera una pieza indispensable para entender la obra de la autora de La amortajada, pero es una insensatez considerando que se trata de un filme que apenas sondea en la obviedad de una turbulenta relación de amantes que tuvo en su juventud.

Bombal
Chile, 2012
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Marcelo Ferrari
Matías Cardone, Macarena Concha y otros
Paula del Fierro y Ana María del Río
Sergio Armstrong
Fernando Valenzuela
Ángela Acuña
Blanca Lewin, Marcelo Alonso, Alejandro Goic, Montserrat Prat, Ximena Rivas
81 minutos

 

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