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Film Estreno

J. Edgar

Sin abrir el clóset J.Edgar

Por Lídice Varas

Existe una diferencia importante entre un retrato y una biografía. Un retrato se puede construir con retazos, tomar aspectos disímiles, ser contradictorio, no tener postura y más importante, un retrato no tiene por qué ser definitivo. Una biografía, por el contrario trata de ser justa, intenta explicar, comprender y poner en contexto. A Clint Eastwood no le interesan las biografías, lo suyo son los retratos, los trozos y la narración de claroscuros. Es ahí donde mejor funciona y donde sus personajes se lucen. Los mejores retratos de Eastwood son aquellos donde sus personajes saben muy bien quiénes son y qué quieren, pero son arrastrados circunstancialmente a zonas grises, personajes con contradicciones, mirando siempre hacia dentro, atribulados por sus culpas. Piense en Bird (1988), Million Dollar Baby (2004), Gran Torino (2008), todas películas sobre personajes potentes y narradas con parsimonia, meticulosidad y respeto por sus personajes. Sin embargo con J. Edgar se queda a medias entre el retrato y la biografía. Es ambas cosas a la vez, pero, con intensidad calculada y distante, no termina siendo ninguna.

J. Edgar Hoover fue durante casi cinco décadas el director de la Oficina Federal de Investigación (FBI), sobrevivió y chantajeó a siete presidentes, persiguió comunistas, negros, progresistas, beatniks y mafiosos y llegó a ser el hombre más poderoso de Estados Unidos. Pero a la vez era un hombre a la sombra de una madre dominante, soltero empedernido, calculador, paranoico, conservador y tal como muestra la cinta, atrapado por su homosexualidad. A todas luces un personaje interesante de ver en pantalla y perfecto para Eastwood, abiertamente republicano y liberal a la vez.

Sin embargo, hay algo hermético en la cinta. No se trata del personaje. Eastwood tomó las mejores decisiones para abordar a un tipo ambicioso en lo público y sometido en lo íntimo. Incluso se intuye cierta fascinación por las obsesiones de Hoover, especialmente su meticulosidad y aportes a la ciencia forense, como en la escena de la biblioteca, mientras le muestra a la que sería su secretaria de por vida (Naomi Watts) la importancia de la clasificación o las conversaciones con los expertos en caligrafía o madera.

No se trata tampoco de la narración. El guión de Dustin Lance Black –activista gay y guionista de Milk- logra que los aspectos más controvertidos de Hoover sean abordados con sutileza, demarcando la ambigüedad moral sin tomar postura, y aunque ha sido criticado justamente por ello, permite hacerse una idea mucho más compleja de una figura que marcó el siglo XX, especialmente porque la homosexualidad de Hoover se devela en almuerzos, desayunos y escenas cotidianas de la vida en común que tuvo con su asistente Clyde Tolson (Armie Hammer).

Leonardo DiCaprio es solvente en la piel de Hoover, la actuación contenida es capaz de develar los demonios internos que lo acosaban. Y aunque el maquillaje evidencia demasiado al actor, eso no impide que creamos que estamos frente a un hombre perseguido, pese al poder que ostentaba y el temor que infundía.

El tema quizás sea el tono general de la cinta. Como si Eastwood no quisiera abrir del todo la puerta y prefiere mirar de reojo, mostrar sólo lo que ese espacio deja ver en vez del panorama completo. Avanza a saltos entre décadas, rápidamente y sin detenerse a observar el ambiente, nos atiborra de hechos y acumula detalles, pero no da tiempo para reflexiones. Mirando con la puerta entre abierta es posible ver aspectos, reales quizás, pero sólo instantáneas de la superficie.

Nadie podría reprocharle a Eastwood que esta sea una película mediocre, sólo que es demasiado calculada y convencional. Es un director eficiente, sabe contar sus historias, sobre todo cuando se apasiona por sus personajes. Con Hoover más que apasionado, pareciera estar interesado; deja que hable Hoover, le permite desahogarse, pero no lo pone a prueba, tampoco al espectador, que sabrá que está frente a una buena cinta, pero no una potente como las que Eastwood sabe hacer cuando se toma su tiempo.

J.Edgar
EEUU, 2011
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Clint Eastwood
Clint Eastwood, Brian Grazer, Ron Howard
Dustin Lance Black
Tom Stern
Joel Cox y Gary Roach
Clint Eastwood
Leonardo DiCaprio, Naomi Watts, Armie Hammer, Judi Dench, Josh Lucas
137 minutos
> Sofia Martínez dijo: 31 de Diciembre de 1969 a las 21:00
Me gusta porque es diferente y ves a actores como nunca llégate a imaginarlos. Una cinta en la que podemos apreciar un Leonardo DiCaprio inspirado, original, emocionante y único en el cuerpo de Hoover. Una cinta que está lejos de formar parte de lo mejor de la filmografía de Eastwood, pero que igualmente es una propuesta para ver y debatir. Hace poco la vi y es de verdad una cita que disfrutas mucho, además no sólo te entretiene, la historia en general logra cautivar al espectador. Muy recomendable.
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