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Film Estreno

Crudo realismo de un cliché Lo imposible
Por Joel Poblete
Aunque no lograba evitar por completo algunos recursos predecibles y los giros en el guión que no terminaban de convencer, hay que reconocerle a la exitosa El orfanato que conseguía ser más efectiva que efectista y provocar inquietud en el espectador sin recurrir a demasiados excesos o golpes bajos; quizás no era tan notable como muchos creyeron, pero tampoco fue en absoluto un proyecto desdeñable, ya que cumplía con las cuotas de suspenso y entretención que prometía, y además permitió dar a conocer a su joven y talentoso realizador, el catalán Juan Antonio Bayona.
En su segundo film (y el primero en inglés), Lo imposible, Bayona se arriesgó a un desafío aún mayor en distintos ámbitos, y a pesar de los reparos que se le pueden hacer, consiguió llegar a buen puerto, e incluso firmar la película más taquillera de la historia del cine hispano. Abordando la historia real de una familia española que sufrió los estragos del tsunami de 2004 en Tailandia, el cineasta puede emocionar hasta a los de corazón más duro y sabe mantener la sobriedad de la puesta en escena incluso cuando a lo largo del metraje va cediendo en su rigor narrativo y optando por soluciones más simplistas y menos elaboradas. Pero a pesar de todo, el film logra ubicarse por sobre el promedio de las producciones de catástrofe hollywoodenses en las que claramente se inspira, al menos a juzgar por su vocación visual y argumental, y a pesar de tratarse sin dudas de una trama en la que los buenos sentimientos y el espíritu humano son ensalzados, da la impresión que el director intentó esquivar lo más posible filmar una tragedia demasiado épica y edificante, ni tampoco algo en lo que se exacerbara el sufrimiento en pantalla de manera casi sádica.
Por supuesto que es entendible que a muchos les haga ruido que la familia protagónica de la cinta no sólo no guarde mayor parecido con la de la vida real, sino además que sus integrantes son mucho más rubios y atractivos y hablen entre ellos en inglés; también es atendible la queja de otros sobre cómo la presencia de los habitantes de la isla en la historia es meramente anecdótica y casi aparecen en fugaces intervenciones a modo de contexto o telón de fondo para el drama de los protagonistas. Pero la historia del cine de género está llena de simplificaciones como esas y no por eso hay que condenar a Lo imposible, porque a cambio desarrolla, particularmente en su primer tercio, un drama tremendamente palpable y cercano, reflejando como pocas otras películas la tragedia que implica en términos humanos una catástrofe de la naturaleza como ésta; los minutos que siguen inmediatamente al tsunami están filmados con una precisión y verismo espeluznantes, no sólo por los logrados efectos especiales sino además por el modo en que Bayona desplaza las cámaras y el montaje estructura la secuencia, haciendo que de verdad el espectador se sienta inmerso en el drama. Hace dos años, en Más allá de la vida, Clint Eastwood nos mostró de manera muy impactante el mismo tsunami, pero lo que vemos acá se siente aún más inmediato y desesperante.
Pero además de estos logros técnicos, buena parte de los mayores méritos del film reside en los actores. No vamos a descubrir a estas alturas el enorme talento de la bella Naomi Watts: basta con pensar en su memorable y compleja interpretación en Mulholland Drive -que la convirtió en una revelación internacional tras 15 años de carrera fílmica- o cómo gracias a ella películas como El aro y King Kong mejoraron considerablemente gracias a su presencia; pero la verdad es que a menudo es desaprovechada en roles muy por debajo de sus capacidades, como en J. Edgar, por lo que se agradece que en Lo imposible pueda lucirse en un personaje exigente, intenso y doloroso, que se siente tan real y humano, en particular en la primera mitad, ya que luego tiene menos figuración y se desdibuja hasta perder relevancia. Pero ya no importa, porque con el despliegue físico y dramático que exhibe en esas angustiantes primeras horas tras el tsunami, ofrece una de sus mejores actuaciones, potenciada sin dudas por la química y espontaneidad con su hijo en pantalla, el conmovedor Tom Holland, en su sólido debut ante las cámaras. Y aunque sólo pueda destacar en la segunda parte, otro actor que a menudo ha sido desaprovechado (pese a que ha trabajado con cineastas de renombre como Haynes, Allen, Polanski y Soderbergh, entre otros), Ewan McGregor, también logra emocionar con su desesperación y sus intentos por conservar la calma ante la incertidumbre.
Es que en verdad más que la indefensión a la que es sometido el ser humano en circunstancias como éstas, Bayona intenta mostrar más directamente cómo éstas impactan en una familia y en los lazos que unen a padres e hijos, con lo que de cierta manera vuelve al marco familiar en que se desarrollaba El orfanato. Pero acá está abordando una historia real, por lo que se le puede cuestionar la superficialidad que va apoderándose de la historia, que pierde mucho peso al adoptar la decisión de dividirla en dos partes que no van contadas en paralelo sino hasta el último tercio. Por supuesto que hay que ser muy frío e indiferente para no sentir nada ante lo que se ve en pantalla, pero también hay que tener buena voluntad o tolerancia con algunos subrayados de la puesta en escena, o determinadas soluciones del relato, particularmente a medida que se acerca el desenlace y se amontonan las coincidencias; y en especial con la banda sonora de Fernando Velázquez, cuya partitura es indudablemente bella, pero aunque no es omnipresente como en otras producciones que quieren abusar del recurso con fines lacrimógenos, es demasiado empalagosa y enfatiza más de la cuenta la emoción y el drama de secuencias claves.
Pese a todo, Lo imposible puede convencer y remecer, en especial cuando vemos a esos padres tratando de dar una impresión de seguridad a sus hijos aunque por dentro estén aterrados y a punto de desmoronarse. "¿Ya pasó?", pregunta luego del tsunami Lucas, el hijo mayor del matrimonio protagonista, quien terminará convirtiéndose en el verdadero héroe de la historia y de paso deberá aprender a ser fuerte y sobreponerse a la adversidad a pesar de sus cortos años; y en vez de recibir una respuesta tranquilizadora como indicaría la psicología parental, la madre le responde "no lo sé"... y cuando poco después él le diga que tiene miedo, ella le confesará "yo también". La sutileza y humanidad con las que Bayona retrata esos angustiosos momentos entre madre e hijo, incluyendo detalles tan logrados como la mezcla de pudor y miedo con los que el niño evita contemplar la sangrante desnudez de ésta, ya de por sí son un gran mérito y ayudan a que en el balance final el film, incluso con las críticas que puedan formularse a sus clichés y resoluciones, de todos modos consiga provocar algo en el espectador más exigente. ¿Y los demás? sin dudas se entregarán por completo y llorarán a mares.
The impossible España, 2012 |
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Dirección: Producción: Guión: Fotografía: Montaje: Música: Elenco: Duración: |
Juan Antonio Bayona Belén Atienza, Álvaro Augustín y otros Sergio G. Sánchez Óscar Faura Elena Ruiz Fernando Velázquez Naomi Watts, Ewan McGregor, Tom Holland, Samuel Joslin, Oaklee Pendergast 114 minutos |
- > José A. Rivera dijo: 18 de Febrero de 2013 a las 15:05
- Esta reseña me parece excelente porque, aparte de ofrecer trasfondo, selecciona y cita partes específicas de los temas que aborda, a modo de ejemplos concretos que el cinéfilo puede interpretar. Además, es certera y profunda, sin llegar a ser hiriente para con la obra cinematográfica o su realizador. Buen balance entre aspectos positivos y elementos negativos.