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Film Estreno

Tarantino con alma Siete Psicópatas
Por Andrés Nazarala
Para la audiencia teatral, la incursión del director irlandés Martin McDonagh en cine es una especie de humorada. Es que con 42 años de edad se ha ganado el rótulo del "mejor dramaturgo irlandés vivo" gracias a una contundente obra que, entre otros trabajos, incluye dos aplaudidas trilogías (The Leenane Trilogy y The Aran Island Trilogy), un montaje ganador del Tony (The Pillowmen, que en Chile tuvo una versión dirigida por Willy Semler) y un proyecto que actualmente prepara junto a Bob Wilson y el multifacético Tom Waits, la aclamada dupla detrás de The Black Rider.
Pero el cine para McDonagh está lejos de ser un mero pasatiempo, como se ha encargado de aclarar en algunas entrevistas en las que ha llegado incluso a afirmar que el teatro ya no lo identifica. Hacer películas es para él un mundo nuevo en el que se ha sentido a gusto, explorando un lenguaje que maneja con habilidad, lejos del vicio del "teatro filmado" en el que caen muchos dramaturgos convertidos en cineastas.
No hay duda de que McDonagh sabe hablar con lenguaje de cine, como lo demostró en la notable Perdidos en Brujas (2008), en la que transformó una ciudad de ensueño -la Brujas del título- en un infierno a fuerza de sangrientas escenas de acción y un eficaz manejo de la tensión. En este primer largometraje, el irlandés asimilaba bien los códigos del género y buscaba epatar con la ultra-violencia, perfilándose como una suerte de Quentin Tarantino "con alma".
Los detractores podían hablar de un realizador que se colgó tarde de la moda de Perros de la calle, pero McDonagh demostró ser más que eso, ofreciendo una galería de personajes humanos y llenos de contradicciones: un tipo de buenos sentimientos (Colin Farrell) que ha matado a un niño; un mafioso implacable (Ralph Fiennes) que, pese a todo, posee una férrea y personal escala de valores; un actor de cine de ego gigante y pequeña estatura (es enano)...
No es común que Colin Farrell le dé profundidad a sus personajes, pero en Perdidos en Brujas sobresale como un mafioso caído en desgracia que paga las culpas por haber asesinado a un menor de edad, mientras lidia con los secretos planes de un colega y amigo, que ha recibido la orden de matarlo.
En su ópera prima, McDonagh se impuso también como un ingenioso creador de diálogos que bailan siempre sobre el humor negro; probablemente el común denominador de su extensa carrera teatral.
Siete Psicópatas –estrenada con aplausos en el Festival de Toronto- es la extensión natural de aquella ópera prima. McDonagh vuelve a cocinar aquí con los mismos elementos –humor negro, diálogos ingeniosos, mafia- pero pone todo al servicio de un propósito mayor: hablar de la construcción de una película (a medida que va construyendo la película que vemos) y, de paso, jugar con los convencionalismos del género para violarlos o reafirmarlos.
Todo pasa por Marty (Colin Farrell, una vez más), un escritor fracasado y alcohólico que, con esfuerzo, trata de escribir una película de la que sólo tiene el título: "Siete psicópatas". Como si fuese el lado malo de su consciencia, su amigo Billy Bickle (Sam Rockwell en homenaje al Travis Bickle de Taxi Driver) le da malos consejos y lo mete en problemas al robar -junto a un tipo llamado Hans (Christopher Walken)- el perro de un implacable mafioso de Los Angeles, interpretado por un temible y gracioso Woody Harrelson.
Junto con la acción concreta del filme –que tiene que ver básicamente con las acciones tomadas por el capo para que le devuelvan su perro- se desarrolla un universo paralelo donde la realidad se va mezclando con las historias que inventa Marty y otros relatos que se entrecruzan, como el de un nostálgico criminal (el gran Tom Waits) que añora los tiempos en que, junto a su mujer, se dedicaban a "asesinar a asesinos en serie", entre ellos al famoso Zodiac.
Con sus múltiples referencias (Violent Cop de Kitano aparece en un televisor), espejismos y excesos, Siete Psicópatas se aleja de la simpleza argumental de Perdidos en Brujas y también de su sobriedad estética. Acoge lo onírico, opta por una estética de colores reventados propia del cómic, ofrece violencia envuelta en lirismo operático, sacrifica integridad en beneficio del metalenguaje y cuestiona los clichés del género. Pero, por sobre todo, se construye frente a los ojos del espectador, transparentando sus mecanismos y poniendo en tela de juicio sus propias decisiones.
Si Perdidos en Brujas es una notable ópera prima que puso a McDonagh en el mapa de realizadores a tener en cuenta, Siete Psicópatas es su pasaporte de ingreso a un género que rara vez cuenta con proyectos tan arriesgados como este irrespetuoso homenaje.
Seven Psychopaths Reino Unido, 2012 |
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Dirección: Producción: Guión: Fotografía: Montaje: Música: Elenco: Duración: |
Martin McDonagh M. McDonagh, G. Broadbent, Peter Czernin Martin McDonagh Ben Davis Lisa Gunning Carter Burwell Colin Farrell, Sam Rockwell, Woody Harrelson, Tom Waits, Christopher Walken 110 minutos |
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