Otras Críticas
- 07-09-2016 Rentabilizando los vestigios
- El Príncipe Inca
- 02-09-2016 Los unos y los otros
- Aquí no ha pasado nada
- 25-08-2016 Domando nuestro humano interior
- El niño y la bestia
- 11-08-2016 Una "basura moderna"
- Neruda (2)
- 11-08-2016 Shakespeare digital
- Mi amigo el gigante
Film Estreno

Profetas y frenéticos The Master
Por Frédéric Viaux
The Master es un objeto extraño. Cinco años después de la excelente Petróleo sangriento, nos encontramos con un Paul Thomas Anderson aún más ambicioso en su voluntad de completar ese gran cuadro de los Estados Unidos que constituye su obra. Aquí desarrolla un tema que ya había bosquejado en su film anterior y en Magnolia: el de las creencias, de los falsos profetas (Paul Dano en Petróleo sangriento) y de los gurúes (Tom Cruise en Magnolia).
Freddie Quell pasó la Segunda Guerra mundial combatiendo en el Pacífico. Tras el armisticio, vuelve a los Estados Unidos con la cabeza hecha trizas, el cuerpo quebrado, alcohólico, los nervios a flor de piel, obsesionado por el sexo. En plena errancia, va a parar por casualidad en el barco de un hombre que se dice a la vez escritor, médico, físico, filósofo... Lancaster Dodd es el jefe de un movimiento sectario, La Causa, y hará de Freddie su protegido y su conejillo de Indias.
Aunque el realizador lo niegue, se puede ver en The Master una evocación de los comienzos de la cienciología, y en el personaje de Lancaster Dodd a Ron Hubbard. Como sea, Paul Thomas Anderson consigue sondear, al comienzo de la película, el terreno fértil para la eclosión de movimientos más o menos irracionales, guiados por líderes carismáticos. Unos Estados Unidos de posguerra, heridos, desorientados, abiertos a todos los vientos; unos Estados Unidos de América en los que se cruzan perdidos (de todas las clases sociales) y aprovechadores.
Los dos personajes principales de la película son encarnaciones simbólicas de ello. Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman les dan cuerpo y ofrecen composiciones extraordinarias que, por lo demás, les valieron compartir la copa Volpi a la mejor interpretación masculina en la Mostra de Venecia 2012 (de donde Anderson partió también con el León de plata al mejor director).
Un Joaquin Phoenix enjuto y (literalmente) torcido impresiona con sus gesticulaciones neuróticas, su mirada viciada, su dicción "pastosa", a veces al límite del exceso; y con un Hoffman, formidable en su seguridad y prestancia. La relación entre el discípulo y el gurú, entre el servidor y el maestro, es compleja y turbia. Allí hay un material intenso, en el que sin embargo cuesta dejarse absorber por completo, un poco perdidos en una evolución dramática más bien errática. La película avanza despidiendo una impresión bastante contradictoria, mezcla de híper-control en términos de fotografía y de puesta en escena (incluyendo un rodaje en 70 mm, que parecería más por capricho estético que por necesidad, considerando la dimensión poco espectacular de la película) y de oscilación "ontológica". El cuestionamiento sobre la esencia y la misteriosa profundidad de The Master no se deshace nunca de una duda sobre la dirección que toma el realizador-guionista. ¿Crítica de las derivas ideológicas y religiosas? ¿Fascinación por los personajes carismáticos? ¿Análisis subyacente de una relación de fuerzas y de amor tácito? Hay un poco de todo eso, probablemente. Pero el sentido del discurso parece disolverse en una nube de símbolos y señales implícitas, vagamente autocomplacientes, al punto de hacer dudar sobre su real consistencia.
The Master EEUU, 2012 |
|
---|---|
Dirección: Producción: Guión: Fotografía: Montaje: Música: Elenco: Duración: |
Paul Thomas Anderson P.T. Anderson, M. Ellison , D. Lupi y más Paul Thomas Anderson Mihai Malaimare Jr. Leslie Jones y Peter McNulty Jonny Greenwood Philip Seymour Hoffman, Joaquin Phoenix, Amy Adams, Ambyr Childers, Rami Malek 144 minutos |
- > javier dijo: 14 de Marzo de 2013 a las 01:05
- discrepo contigo:
el supuesto carácter difuso o "disuelto" de la película está en la dificultad para relacionar las imágenes de este caleidoscopio que expande sus significados siempre hacia más afuera. no es fácil: porque en there will be blood ese más allá (o esa operación intertextual con la historia) estaba sugerido por la música de suspenso que no tenía un correlato con las acciones directas de la película, pero que lo tenía muy claramente en un aspecto de los eeuu que ya es conocido por todos (la relación poder-petroleo y todas sus consecuencias bélicas y políticas), mientras que en the master esta proyección apunta hacia aspectos más intrincados de la construcción del mito norteamericano: la debilidad filosófica y moral de los futuros líderes del individualismo, las bases igualmente endebles (pero efectivas) de este eje político construído en base al conservadurismo y el miedo, incluso la posibilidad de cierta lucidez en la apatía bufonesca de quell, etc. es una película excelente, compleja e hipnótica.