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Film Estreno

Todos somos Papam Habemus Papam
Por Jorge Morales
Uno de los "milagros" de la entronización del nuevo Papa argentino fue la resurrección providencial (pero al parecer provisoria) de la distribuidora Transeuropa que estrenó una película tras dos años de casi completa inactividad en nuestros cines. Y claro, la cinta no podía ser más atingente: Habemus Papam, una comedia satírica sobre un ficticio cónclave de cardenales para elegir al nuevo sumo pontífice por deceso del anterior.
Con una notable frescura, Nanni Moretti desmantela el simple pero meticuloso ceremonial del cambio de mando con una idea tan ingenua como perturbadora (al menos para el mundo católico): el cardenal consagrado no se siente capaz de asumir la responsabilidad del liderazgo, y presa del pavor se esconde en el Vaticano para huir luego a recorrer las calles de Roma.
La propuesta de Moretti no es tanto desacralizar sólo por mero divertimento una tradición del catolicismo sino observar cómo el espíritu y estructura misma de la iglesia, reflejada en sus anticuados y teatrales protocolos, son endebles hoy más que nunca a las debilidades humanas. Es una mirada burlesca pero nada ácida. Por el contrario, Moretti mira a los sacerdotes con una mezcla de simpatía, ternura y desdén, como si fuesen un grupo de borregos asustados sosteniendo una tarea que los supera y para la que no están capacitados (una idea que parte con los suspiros de los cardenales rogando durante los sufragios para no ser "el elegido").
El temor del escogido, el tímido y bonachón cardenal Melville (interpretado notablemente por Michel Piccoli), no es sólo una cuestión de carácter o pánico escénico, es una alegoría a la misma incapacidad de la iglesia de conectarse con la realidad, teniendo la obligación de dar una guía o una señal cuando las propias bases de su credibilidad están agrietadas. Moretti tiene la precaución de no subrayar las obvias y conocidas razones de la merma en la influencia de la iglesia católica (incluso entre los no creyentes que antes podían respetarla), y prefiere tratarla como una institución fracturada donde los cardenales son unos inocentes bufones que poco y nada pueden hacer para mantener la apariencia de entereza y estabilidad. Una situación que de alguna manera él mismo amplifica a otras doctrinas a través de su personaje, el psicoanalista Brezzi, que convocado a intentar ayudar a Melville, se ve superado por la situación y termina organizando un surrealista campeonato de voleibol como terapia entre los sacerdotes. En un mundo donde las creencias e ideologías –el catolicismo, el psicoanálisis, etc.- están en crisis, despojadas de su estatura moral o intelectual, sin respuestas certeras, ya no queda si no aparentar. Como en algún minuto dice el cardenal Melville frente a la ex esposa de Brezzi –ocultando que es el Papa-, él es un "actor", o sea, un profesional en representar algo que no es.
Habemus Papam es el compasivo punto de vista de un ateo que ve como una de las religiones más importantes de la historia se va desmantelando porque está conformada, a pesar de sí misma, por hombres comunes y silvestres. Cuando se dice que el Papa ha sido designado por Dios a través de sus representantes –los cardenales- y éste renuncia, no cuesta nada concluir que es Dios quién se ha equivocado al designarlo. Y un Dios falible, no es Dios. En ese sentido, el final de la película es categórico: el Papa es un pobre mortal y punto. ¿Qué hace un culto cuya deidad tiene colaboradores tan "humanos" que renuncian pese a ser elegidos por el mismo Señor para esa tarea?
Todo lo que ha ocurrido con la iglesia en los últimos años es la demostración más acabada (sobre todo para aquellos que estaban ciegos por su propia fe) que es una institución llena de "pecadores", tanto o más presas de sus deseos y tentaciones, de sus abusos, corrupciones y bajezas, que otros líderes de cualquier comunidad organizada. De hecho, el nuevo Papa Francisco, todo el mundo católico quisiera verlo librado del escrutinio público y que no respondiera por las actuaciones por acción u omisión que como Jorge Bergoglio pudo haber cometido durante la dictadura argentina, como si su designación lo convirtiera en otro.
En Habemus Papam, Melville se siente tan desorientado con el cargo que no sabe quién es, pero es justamente ese ataque de pánico es el que le da la fortaleza para reencontrarse consigo mismo y ser un ser humano. Y es que renunciar lo convierte en uno de nosotros, otro al que le tambalean las piernas y prefiere huir antes que hacer la parodia del poderoso: fingir que sabes lo que estás haciendo.
Habemus Papam Italia-Francia, 2011 |
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Dirección: Producción: Guión: Fotografía: Montaje: Música: Elenco: Duración: |
Nanni Moretti N. Moretti, J. Labadie, Domenico Procacci N. Moretti, F.Piccolo, Federica Pontremoli Alessandro Pesci Esmeralda Calabria Franco Piersanti Michel Piccoli, Nanni Moretti, Jerzy Stuhr, Margherita Buy, Renato Scarpa 102 minutos |
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