Otras Críticas

07-09-2016 Rentabilizando los vestigios
El Príncipe Inca
02-09-2016 Los unos y los otros
Aquí no ha pasado nada
25-08-2016 Domando nuestro humano interior
El niño y la bestia
11-08-2016 Una "basura moderna"
Neruda (2)
11-08-2016 Shakespeare digital
Mi amigo el gigante

Film Estreno

Demasiada histeria Génesis Nirvana

Por Andrés Nazarala R.

No han sido pocos los que han comparado Génesis Nirvana, ópera prima de Alejandro Lagos, con Matar a un hombre (2014), de Alejandro Fernández Almendras. Las razones son obvias: ambas películas cuestionan –con distintos énfasis y tonos- las incompetencias del sistema judicial chileno. Mientras en Matar a un hombre, Jorge (Daniel Candía) pierde tiempo dejando constancias inútiles en Carabineros tras las amenazas y ataques del Kalule (Daniel Antivilo), en Génesis Nirvana, Patricia Lucía (Mariana Loyola) recibe la noticia de que el asesino de su pequeña hija –nada menos que su ex pareja- será puesto en libertad. Ambos personajes toman la misma decisión, aunque con distintos grados de lucidez y premeditación: resolver el problema con sus propias manos.

A pesar de los puntos temáticos en común, vale decir que son películas muy distintas. Estilísticamente, Fernández opta por un ritmo pausado además de planos fijos y cuidados. Lagos, en tanto, escoge el movimiento constante y la combinación de formatos (la protagonista lleva una filmadora portátil cuyas imágenes vamos viendo a lo largo del metraje).

Pero hay una diferencia más profunda que tiene que ver con la relación que entablan ambas películas con la audiencia. Como en el teatro épico de Brecht –concebido como reacción al drama realista y en beneficio de plantear dilemas morales en torno a conflictos sociopolíticos- Fernández busca el distanciamiento entre el espectador y la película con la intención de generar una reflexión racional en torno a lo que adelanta el título: las consecuencias de matar a un hombre. Lagos, por el contrario, apela a la emocionalidad –usando múltiples recursos expresivos como música estridente, actuaciones encolerizadas y tensiones- como forma de generar cierta identificación entre el público y la desesperada protagonista.

Si, al retratar el remordimiento, Matar a un hombre apunta a un humanismo que alguien podría considerar pesimista (no podemos confiar en la justicia ni convertirnos en criminales), Génesis Nirvana ofrece una experiencia larga y agobiante que, cuando concluye (con la muerte del homicida), transmite una sensación cercana al alivio. Es un discurso incorrecto que, al igual que Relatos Salvajes, apela a ciertas fantasías prohibidas que tienen muchos ciudadanos cuando se enfrentan a las burocracias o a aquellas crónicas rojas que alimentan el morbo de los los medios de comunicación.

Ahora bien, no es un defecto invocar a la provocación cuando lo que se busca es denunciar las averías de un sistema, pero sí puede ser cuestionable la manera en que Lagos lo hace. Esto es apuntando a la "gente humilde" con cierta verticalidad en la mirada (como si no existiera un José Luis Sepúlveda). El menú define los ingredientes. Por ejemplo, pese a los esfuerzos actorales de Mariana Loyola –una buena actriz, por cierto-, Patricia Lucía no deja de oler a caricatura televisiva partiendo hasta por el título de Génesis Nirvana. Lo mismo ocurre con los personajes secundarios. Especialmente con una Paulina García que, aunque hace lo mejor de sí misma, está lejos de retratar exitosamente a una vendedora de armas instalada en el corazón mismo del hampa.

El tono dramáticamente exacerbado del film tampoco contribuye al realismo, acaso el camino más seguro hacia la identificación. Loyola pasa buena parte del metraje llorando, gritando o ahogada por su asma. Todo lo demás es igual de alarmante y grave: un mundo peligroso retratado sin matices y con una radicalidad que guiña a los universos de Gaspar Noé (las tipografías y la música estridente del comienzo recuerdan a sus películas). Digamos que si el paseo acelerado por el infierno terrenal que ofrece Lagos favorece la entretención, también juega en contra de la verosimilitud y contribuye a la estigmatización, ingrediente poco recomendable para una producción que pretende establecer un diálogo social.

Génesis Nirvana
Chile, 2014
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Alejandro Lagos
Diego Rougier, Mariana Loyola
Alejandro Lagos
Cristóbal Cvitanic
Rodrigo Toro
Pablo Ilabaca
Mariana Loyola, Paulina García, Ramón Llao, Juan Pablo Miranda, Alejandro Goic
78 minutos


 

> nochi dijo: 24 de Octubre de 2014 a las 14:41
Buena nota, me parece que si estás dos pelis no son mas que variaciones sobre el mismo tema, Matar a un hombre muestra sin embargo una reflección mas pausada y verosímil. No es porque la justicia es injusta que todos anden pidiendo hacer justicia con sus propias manos. Lo desagradable, e injusto, de Genesis Nirvana, es esa dinámica infernal de la venganza. A mi parecer, y tu los planteas mejor que yo, la peli permanece en esa dinámica y no se plantea para nada otras variantes: recursos judiciales. Muy al contrario de Matar a un hombre, Genesis Nirvana plantea muy superficialmente la motivación profunda que hace a la protagonista practicar el ojo po ojo diente por diente. Que te maten a tu hija es horrible, claro. Pero tomar la decisión de eliminar al asesino con tus propias manos es una decisión moral que flaquea en esta peli. En todo caso hay ir a ver las dos.
Nombre
E-mail (no será publicado)
  (Escriba las letras y números que aparecen en el recuadro).
Código de confirmación
Comentario
 
Buscador
Quiénes Somos | Contáctanos