Otras Críticas

07-09-2016 Rentabilizando los vestigios
El Príncipe Inca
02-09-2016 Los unos y los otros
Aquí no ha pasado nada
25-08-2016 Domando nuestro humano interior
El niño y la bestia
11-08-2016 Una "basura moderna"
Neruda (2)
11-08-2016 Shakespeare digital
Mi amigo el gigante

Film Estreno

Fumando espero Vicio propio

Por Jorge Morales

El raro tono que tiene esta intrincada comedia –y que casi obligaría a ver el film más de una vez para entender su enrevesada trama y sentido- se ve particularmente alterado con la escena erótica entre Larry "Doc" Sportello (Joaquin Phoenix) y su ex novia Shasta Fay Hepworth (la bellísima Katherine Waterston). No es sólo que la escena parece demasiado cruda para la ligereza cerebral de la historia, tan volada como su protagonista (un marihuanero de tomo y lomo), sino que ofrece un registro demasiado serio (y en serio) para verlo como un gag más. El humor negro general se rompe con esta escena clave que muestra que lo único que realmente puede sacarte fuera de control –por más marihuana que hayas fumado para mantenerte ajeno, feliz y en paz- es el amor y el sexo. Doc Sportello no sólo se calienta con las turbias historias que le cuenta Shasta –de cómo su amante la trataba como a un objeto- sino que de algún modo también quiere parecer tan rudo como el tipo que maltrató a la chica que ama o amó. El director Paul Thomas Anderson filma con especial y confusa elegancia cómo la perturbación emocional y ambigüedad de carácter marcarán el desmoronamiento general y definitivo de un mundo donde justamente las señales contradictorias se repiten una y otra vez: un judío se rodea y protege por un grupo de motociclistas nazis, el vocalista hippie de un grupo de rock es informante de la policía, un sanatorio "esotérico" es utilizado por el FBI para mantener dopado y controlado a un millonario, y hasta una organización de dentistas es la fachada de un cartel del narcotráfico o algo semejante. Es el EEUU de los '70 con una guerra inmoral en curso y un presidente trastornado y deshonesto; un país donde la delación compensada y una paranoia galopante no dejan margen para confiar en nadie.

En Gordita Beach, un pueblo balneario de California, Doc Sportello es un detective hippie que tras ser visitado por su ex novia (amante de un magnate local que será, según ella, víctima de una conspiración de su esposa y el amante de ésta para quedarse con su dinero) se mete en una extraña red de especulación inmobiliaria, traficantes de heroína, prostitutas, el FBI, rockstar y dentistas.

Doc Sportello es un idealista más que por convicción por mera naturaleza y se ve arrastrado a tratar de ordenar el mundo que le toca vivir cuando golpean a su puerta o llaman a su teléfono, y lo sacan de su natural letargo. No busca una causa, las encuentra, y con un pito de marihuana en la mano o con un tubo de oxígeno en la otra, trata de descifrar la maraña de información que hace de ese mundo un lugar indescifrable, no sólo porque él viva en su propio viaje lisérgico sino porque justamente es una época donde nada ni nadie está sobre seguro. Por otro lado, está Christian "Bigfoot" Bjornsen, un violento policía tan estresado y desilusionado con ser el sicario de un Estado corrupto que casi se siente obligado a reconocer a los buenos en esa corte de sucios y malolientes drogadictos que detesta y persigue. Hay en esa relación de amor-odio –casi homoerótico- de Sportello y Bigfoot la verdadera naturaleza del conflicto: ellos son apenas peones de un sistema que tarde o temprano termina por perjudicarlos. Los polos extremos no es que simplemente se atraigan son los únicos que realmente están en la primera línea de combate que les permite "conocerse" y lo quieran o no, terminan por verse reflejados como si fueran las dos identidades de una personalidad disociada.

Paul Thomas Anderson filma cada escena en una atmósfera casi abstracta que en muchos momentos parece ser sólo fruto de la imaginación o la voladura de Sportello (que aparece sin excepción en todas las escenas de la película). Son las pinceladas del fresco general de una época, pero que en un conjunto arman una estructura débil que deja más que cabos sueltos: parece imposible, ridículo e innecesario intentar unirlos. Vicio propio probablemente sea una película más para perderse que para asirla, y un film que despierta más curiosidad que empatía. Quizás no tenga la solidez de su mejor largometraje, Embriagado de amor (otra cinta que se construye sobre la base de una mente alterada), pero es decididamente una película que invita a revisarla hasta encontrar la fuente de su seductora anarquía.

Inherent Vice
EEUU, 2014
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Paul Thomas Anderson
P.T. Anderson, D.Lupi, J.Sellar y más
Paul Thomas Anderson
Robert Elswit
Leslie Jones
Jonny Greenwood
Joaquin Phoenix, Katherine Waterston, Josh Brolin, Benicio Del Toro, Owen Wilson
148 minutos


 

Este artículo aún no tiene comentarios. Puedes ser el primero en comentar.

Nombre
E-mail (no será publicado)
  (Escriba las letras y números que aparecen en el recuadro).
Código de confirmación
Comentario
 
Buscador
Quiénes Somos | Contáctanos