Por Lucía Carvajal

Lola Dueñas se inició en el cine en cinco premiados cortos, realizados entre 1997 y 2002, por el director Javier Rebollo, con quien este año ha hecho Lo que sé de Lola, largometraje que acaba de participar en el Festival de San Sebastián. Trabaja también en Mensaka, primer largometraje de Salvador García Ruiz por la que obtiene el Premio a la Mejor actriz en el Festival de Toulouse. Encantadora, espontánea, sencilla, de amplia sonrisa, Lola Dueñas conversó con Mabuse sobre su trabajo con el director manchego.

-Volver no es tu primera película con Almodóvar…

-Así es. Ya había hecho un papel chico en Hable con ella y luego cuando él me vio en Piedras de Ramón Salazar, me envió flores y me ofreció un nuevo papel.

-¿Cómo fue para la experiencia de trabajar con Almodóvar en una película que tiene tanto que ver con el universo femenino?

-Preciosa. A mí me encanta el mundo de Pedro, sólo suyo, muy particular. Sus mujeres, colores, cosas por las que inmediatamente reconoces que es de él. Cuando vi La mala educación dije, tiene que volver a filmar con mujeres.

-Una película menor en su filmografía…

-A mí me gustó y creo que hay que respetar el camino, los procesos de los directores. Porque en la vida también les pasan cosas.

-¿Cómo te sentiste en relación a participar en una película con personajes tan energéticos como Raimunda (Penélope Cruz) y rodeadas del tema de la muerte?

Volver

-A mí me encantó mi personaje cuando leí el guión. Que ella, Sole, tomase con tantísima naturalidad que la madre volviera de la muerte, fuera a la peluquería, se tiñera el pelo, comiera y durmiera… Es maravilloso y me encantó esa relación tan natural, como si una pudiera ir y volver, como quien toma un bus (risas).

-¿Hablabas en dialecto?

-Sí, en manchego, con un aroma pequeño porque no sé más.

-¿Tuviste que aprenderlo?

-Tuve la suerte que una tía abuela era manchega y vivía en mi casa y me crié con ella. También vi las películas en que aparecía la madre de Pedro y estuve con sus hermanas que tienen mucho acento. Ellas siguen manteniendo la casa donde nacieron y Pedro, pese a no tener acento, usa muchas palabras muy graciosas de su pueblo. Además yo iba muy seguido al pueblo manchego de mi tía y montaba en bicicleta. Al participar en la filmación fue como volver a mi infancia y ya me parecía que iba a aparecer mi tía por cualquier esquina.

-Y capaz que hubiera aparecido como fantasma…

-Y no me habría importado, me habría encantado (risas).

-Leí que Almodóvar cuenta que la gente de su pueblo habla con naturalidad de los fantasmas, de la gente que vuelve. Además el filme abre mostrando la costumbre de la limpieza de las tumbas.

-Yo también voy a limpiar la de mi tía. Voy una vez al año, como todas las señoras.

En Cannes junto a Almodóvar y Penélope Cruz

-Llama la atención que sean sólo mujeres. Parece un rito.

-Siempre es así.

-Me parece que en este filme, en su acercamiento a los personajes femeninos ha puesto más acento en la ternura.

-A lo mejor tiene que ver con Penélope. Pedro la adora, son muy amigos.

-O con su madre…

-Que murió cuando hacía Hable con ella. Él la echa mucho de menos. Eso me emocionó mucho. El personaje de la madre aquí es muy central y decide volver a concluir situaciones no concluidas. Como nos pasa a cualquiera de nosotros. Y volver a eso no es fácil…

-¿Cómo recibiste el premio con todas tus compañeras en Cannes?

-Es complicado (risas). Tienes que ser muy importante para que no te hagan sentir que eres nadie. Me lo dijo Carmen Maura antes de viajar. Pero lo pasamos bien, nos reímos mucho. Pero la verdad que para mí Cannes no es un festival francés; es Hollywood. Igual estuvo bien, lo de la alfombra roja, divertidísimo. Me dio pena que la película no se llevara la Palma de Oro. Pero fue la única que tuvo dos premios.

Mar adentro y el cine español

-¿Cómo fue tu experiencia con Alejandro Amenábar en Mar adentro?

-Otro genio. He tenido suerte. Fue increíble, una experiencia mágica filmar en Galicia, en los lugares, los paisajes donde vivió Ramón Sanpedro, el protagonista. Y siempre durante la filmación nos parecía que estaba él. Estábamos medios locos. Alejandro Amenábar decía mañana quiero un día de sol y había sol, mañana quiero que llueva y llovía. Había algo mágico, fue una experiencia preciosa. Una película contada con su sensibilidad.

Lola en Mar adentro

-Me parece que en el papel de Rosa aportas gran espontaneidad, apertura…

-A Amenábar le pedí por ejemplo aparecer con el pelo negro y rizado, como lo tiene Rosa, porque ella está viva y ha dado no hace tanto testimonio en la televisión, Alejandro y también Pedro han sido generosísimos en ese aspecto.

-¿Y cómo ves al cine español de hoy?

-Creo que se hacen cosas interesantísimas, pero hay dificultades para rodar cine de autor. La última vez que trabajé con Javier Rebollo lo hicimos en Francia y eso me entristece mucho. La película se estrenará en San Sebastián.

-¿Y tus proyectos futuros?

-Y preciosos además. Voy a volver al teatro donde hace 10 años que no estoy porque cuando empecé con el cine no he vuelto más. Será en Madrid este invierno. Y luego vuelvo a Francia a hacer una película con Ramón Salazar. Mi personaje vive en París.

Publicada el 30-10-2006