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Film Estreno

Grado 3 de Roberto Artiagoitía

Puro Polvo Grado 3

Por Lídice Varas

Tanto en el making off de Grado 3 como en los créditos finales, Roberto Artigoitía, el Rumpy, dice que si la cinta provoca que el público se ría en 12 ocasiones y se caliente en dos, estamos ante un buen promedio de éxito. Está claro, el Rumpy no oculta su vocación comercial y revisteril, éstas están presentes en el afiche, en el mismo nombre de la película, en la frase promocional (El que cacha, cacha), en la publicidad aledaña (por ejemplo en la encuesta "Póngale nombre al grado 3" que está en la página web) y, por supuesto, en la forma de presentar sus cinco historias. Pero si diagnosticamos la cinta de acuerdo a los propios parámetros establecidos por él, la cinta se queda sólo en las ganas, porque siendo muy generosos te hace reír en no más de tres ocasiones y no te calienta en ninguna. Su problema no es tanto de sus resultados, este promedio del que habla el Rumpy, pues muchos podrán argumentar –y por lo menos las cifras de taquilla así lo avalan – que es cosa de gustos, que sí tiene momentos graciosos y otros tantos subidos de tono, sino en su tratamiento, en la falsa idea que esta es una cinta desinhibida, cuando en realidad es una maqueta fallida.

Young People Fucking

Como se sabe, Grado 3 es un remake del filme canadiense Young people fucking (Martin Gero, 2007). Y es, salvo por dos de los cinco relatos, calcada a la cinta original. En la chilena están las historias de Los amigos, un gay y su mejor amiga (Héctor Morales y Mónica Godoy) exploran la idea de tener sexo entre ellos; Los ex una pareja de ex pololos (Claudia Burr y Benjamin Vicuña) se reencuentran por una noche; La pareja: un matrimonio, aparentemente Opus Dei, intenta darle mayor "brillo" a la relación; Piso compartido, una pareja invita al compañero de cuarto a hacer un trío; y El cumpleaños en la que un viejo (Fernando Farías) se regala una prostituta (Patricia López) para celebrar su natalicio. En la canadiense, el segmento de los amigos ambos son heterosexuales, y en vez de la historia del veterano fiestero, el capítulo –llamado La cita- trata las mujeres que son capaces de engañar para tener sexo.

Digámoslo de antemano, la cinta de Martin Gero es igual de básica en términos de su tratamiento como relato que la película del Rumpy. Incluso se puede argumentar a su favor que trabaja de mejor manera las relaciones entre sus personajes, especialmente en Piso compartido, la más sólida de las tres, mérito exclusivo de Fernando Godoy quien logra endulzar el sinsabor general. Pero los cambios al guión original no apuntan a la adaptación, tampoco a "chilenizar" la propuesta canadiense, la intención es poner "diversidad" a sus historias de sexo, introduciendo a una minoría sexual o el sexo a la tercera edad.

A diferencia de El chacotero sentimental o Radio corazón, Grado 3 no cae en la sociología simplona. Acá el sexo es tratado sin trancas ni sufrimientos. Pero revela que, pese a esa ligereza, el sexo sigue siendo el punto de partida para hacer un diagnóstico de la tan manida sexualidad a la chilena y cada caso es un ejemplo de esa universalidad. Sus cinco historias están pensadas como el retrato variopinto de las formas de tener sexo en Chile. De hecho, en los créditos, todos los actores declaman que hay acá una oportunidad para hablar de nuestros tabúes a la hora de sacarnos la ropa.

Lo contradictorio en su desinhibición es que Grado 3 es inocente. Quiere hablar de sexo, quiere mostrar sexo, pero sus escenas de sexo son extraordinariamente recatadas, sin que se aprecien desnudos ni nada remotamente explícito. La prueba más elocuente es que la prostituta, representada por Patricia López, es el personaje más pudoroso.

Sin querer Grado 3 da cuenta de una doble moral. Por una parte quiere ser una cinta comercial. Su estructura de sketches picarescos apenas pueden ser consideradas historias. No hay personajes, sólo cuerpos que deben tener sexo en pantalla con una batería de diálogos que podrían entrar entre lo peor del año: "los hombres son como los baños públicos, si no están ocupados están todos cagados"; "los picos son como los pacos, cuando los necesitan nunca aparecen", y por otra, sus actores y su director consideran que hay un aporte al cine chileno pues se atreven a mostrar algo de piel en pantalla. A sabiendas que si de piel se trata, en televisión hay programas que hacen lo mismo con mucha más picardía y sin sentimientos de culpa. No se escudan en esta idea de "el gran cine chileno" como dice Farías en los créditos finales. Lo hacen incluso con hasta un poquito más de "elegancia" (o de sentido común o del rídiculo), evitando la serie de efectos de sonidos de chupadas, lamidas y gases que, más que dar risa, dan vergüenza ajena.

Toda la cinta está basada en si las parejas se acostarán o no. Orgasmo mediante, ya no hay película. Y aunque sabíamos a lo que se iba, hasta el orgasmo resulta fingido.

Grado 3
Chile, 2009
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Roberto Artiagoitía.
Ruth Orellana.
R.Artiagoitía, M.Iribarren, S.Sepúlveda.
Sergio Armstrong.
Carolina Quevedo.
Carlos Cabezas.
Fernando Farías, Patricia López, Fernando Godoy, Claudia Burr, Héctor Morales.
84 minutos.

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