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El topo más famoso del mundo Espiando en la madriguera de Krtek
Desconocido en Chile y Latinoamérica, Krtek, la estrella más popular de la animación bajo la Cortina de Hierro, cruzó fronteras, conquistó a miles de espectadores en Oriente y Europa Occidental, y más de medio de siglo después sigue cautivando a niños y adultos, a padres e hijos. Un repaso a la historia del pequeño topo checo. (Foto: Krtek, estrella de cine)
Por Jorge Morales
La mañana de este sábado 23 de enero de 2016 llevamos a mi hijo –que hace un par de meses cumplió 2 años- a ver su primera película en un cine. Se suponía que era una función especialmente preparada para niños pequeños, pero el único cambio apreciable con respecto a un espectáculo regular, era la extensión del programa (solamente 40 minutos) y un espacio preparado para el "estacionamiento" de los coches de bebé. Por lo tanto, contra todos mis pronósticos, la sala no estaba a media luz ni demasiado atenuado el volumen de sus parlantes; todo fue completamente normal. Por otro lado, tampoco hubo gritos de euforia ni llantos ni correteos de los papás intentando atrapar a sus hijos. Ni siquiera se escuchó el chismorreo de los niños preguntando "¿por qué…?" durante el transcurso de la película. Por el contrario, fue una función tranquila y alegre, con un público estrictamente familiar que no superaba las 40 personas. Todo un récord si pensamos que el protagonista de los cinco cortometrajes exhibidos es un tierno y sonriente dibujo animado checo creado en 1956.
Fábrica de peluches de Krtek |
En 2013 viajamos con mi esposa –ya embarazada- a Praga. Siempre tuve deseos de ir para allá, no sólo por la conocida y extraordinaria belleza de la ciudad (que pude corroborar) también en parte porque me gustan mucho los títeres. La República Checa tiene una larga tradición titiritera, y sus filmes de animación y marionetas –que, en algún tiempo, fueron su especialidad- ocupan un lugar importante en su historia cinematográfica. Aunque, en rigor, ambos hechos son ciertos, la realidad es que los títeres son parte de los souvenirs típicos del turismo, pero no encontré –como anhelaba en mi imaginación- tiendas especializadas en cada esquina. Quería comprar algunos títeres para mi futuro hijo (y para mí, por supuesto), pero la calidad y apariencia de los que encontré, fue decepcionante. Sin embargo, mi búsqueda tuvo al menos un gran fruto. Descubrí al más importante dibujo animado de la región: Krtek, el simpático héroe de esa jornada sabatina donde mi hijo inició su vida cinéfila.
No es difícil toparse con Krtek en Praga. Goza de tanta o más popularidad que, por ejemplo, el ratón Mickey –con quien se le suele comparar (es conocido como "el Mickey Mouse de Europa del Este")-, tiene una industria de merchandising tan fuerte y diversificada como la misma estrella de Disney (peluches, rompecabezas, libros, juegos, yogurts y un largo etcétera), y ha logrado conquistar sin problemas a varias generaciones de espectadores infantiles. Y al igual que Mickey, también es muy conocido fuera de su país, sobre todo en aquellas naciones que formaron parte del bloque soviético como Alemania, Polonia, Hungría o Rusia, el público más cercano y cautivo (en el buen y mal sentido) que tuvo al momento de su nacimiento. Con los años, también alcanzó notoriedad en diversos lugares del mundo como Francia, Japón, Finlandia, China y la India.
Su nombre, Krtek, significa en checo simple y literalmente "topo"(1), el animal que caricaturizaba el dibujo. En Francia se le conoce como La petite taupe(2), en Alemania como Der kleine Maulwurf, en Inglaterra como Little Mole, en Polonia como Krecik, en Rusia como Крот, etc. Su creador, Zdeněk Miler, dice que escogió a este pequeño mamífero de los bosques, especialista en cavar y hacer túneles bajo tierra, buscando un personaje que Walt Disney –a quien admiraba- nunca hubiera animado. Y aunque al principio le parecía que el animal era demasiado feo, rápidamente encontró una forma delicada y amable de representarlo que se mantiene relativamente similar hasta hoy.
De cómo el topo consiguió sus pantalones (1957) |
Sin embargo, Krtek no nació por pura inspiración; fue un film por encargo. En 1956, mientras Miler se desempañaba en la Bratři v triku(3), estudios cinematográficos de animación asentados en Praga (cuyo primer director fue el legendario cineasta, ilustrador y marionetista Jiří Trnka), llega la solicitud del gobierno de hacer un cortometraje que enseñara a los niños cómo se hacía un pantalón. Miler que ya había dirigido varios cortos para la productora (a la que había ingresado en 1945), hace la película tomándose varias libertades, partiendo por la elección de su protagonista. La historia es muy simple: Krtek se da cuenta de la necesidad de tener bolsillos para guardar cosas y decide confeccionar unos pantalones (más bien, una jardinera), solicitando la colaboración de otros animales (un erizo, una langosta, un pájaro, etc.) que lo ayudan de acuerdo a sus diferentes expertises y sólo ocupando materiales de la naturaleza. Es probable que el pedido tuviera algún propósito propagandístico (recordemos que estábamos en un Estado satélite de la Unión Soviética), pero el resultado es demasiado cándido para calificarlo como tal. El film se llamó De cómo el topo consiguió sus pantalones (Jak krtek ke kalhotkám přišel) y tiene una particularidad: es la primera y única vez que Krtek habló, en lo sucesivo sólo emitiría gruñidos, risas, sollozos y su clásico "Jalo", por cierto, todos sonidos producidos por las hijas de Miler. Ese cambio (eliminar los diálogos) fue sustantivo para la internacionalización del personaje, pero aún así, este primer cortometraje fue decisivo. Tuvo un gran éxito de público y crítica, ganando un León de Plata en el Festival de Venecia de 1957(4).
Miler demoraría 6 años en estrenar un nuevo capítulo del personaje (entremedio realizó otra serie animada sobre un cachorro –ver recuadro-), pero de ahí en adelante no paró de crear nuevos cortos hasta pasados sus 80 años. Desde 1957 hasta 2002, Zdeněk Miler realizó 60 películas de Krtek, la mayoría de ellas entre 5 y 8 minutos, nanometrajes de menos de 30 segundos, y cortos-largos de casi media hora. Naturalmente, existen algunas diferencias entre los trabajos de los '60 y sus últimas obras realizadas en los 2000, pero son cambios marginales. El mismo Krtek se ha estilizado apenas. Miler sólo le quitó la cola y redondeó su respingada nariz original. Pero su estilo se ha mantenido inmutable en su concepto general. La prueba más palpable de su atemporalidad es que los cortos escogidos en la memorable función del 2016 con que inicié este artículo, fueron realizados entre 1963 y 1976.
Krtek y la ciudad (1982) |
Dada la naturaleza de este tipo de animación, dirigida sobre todo a los niños más chicos, es lógico suponer que los adultos puedan quedar fuera de su hechizo. Pero su particular belleza plástica, y la ternura que provoca el personaje (en el fondo, Krtek es un niño travieso), es conmovedora para cualquier espectador y cinéfilo. Se trata de films notables, finísimos, simples y divertidos. Krtek rara vez se enoja, la mayor parte del tiempo está riéndose, a veces llora, pero mantiene un excelente optimismo y sentido del humor. Sobre todo es extraordinariamente solidario, y muy amigo de sus amigos. Sus camaradas más cercanos son un erizo, un ratón y una liebre. Curiosamente, su enemigo principal, es el ser humano. Ya sea porque atenta contra su hábitat o porque no lo comprende, el hombre siempre es una amenaza, incluso, cuando lo premia y satisface (como en Krtek, estrella de cine [Krtek filmová hvězda, 1988]). Quizás lo que más sorprende, en ese sentido, es que Krtek, siendo una figura tan reconocida en los países del "socialismo real", sea sutilmente un rebelde frente al poder. Los casos más evidentes son Krtek y la retroexcavadora (Krtek a buldozer, 1975) y Krtek y la ciudad (Krtek ve městě, 1982) donde hay una crítica frontal al gobierno que, en nombre del progreso, construye ciudades y autopistas arrasando sin piedad con la naturaleza. En Krtek y la retroescavadora, la misma máquina del título tiene forma de tanque militar; y en Krtek y la ciudad, las autoridades (policías, capataces, comisarios, etc.) son de un paternal y benévolo autoritarismo. En ambas películas, Krtek se las ingenia para enfrentárseles sin miedo.
Krtek y la medicina (1987) |
Hay ciertos tips que se repiten con frecuencia en la serie de Krtek: la solidaridad (como norma de vida), la tecnología (como un problema) y la comida (como un placer… hay muchos cortos que terminan con él y sus amigos devorando frutas y golosinas). En general, el tratamiento es sobrio, tiene un ritmo pausado y sin prisa, muy lejos de la hiperventilación de los dibujos animados actuales, y visualmente es una obra muy colorida hecha a pulso (puro lápiz y papel) con trazos firmes y delicados propios de un eximio ilustrador como fue Zdeněk Miler(5). Sus aventuras son sencillas, pero sofisticadas como en Krtek y la medicina (Krtek a medicina, 1987) donde el topo recorre el mundo entero –de África al Polo Norte- buscando una planta medicinal para su amigo ratón que cayó enfermo. Tampoco le falta locura. Capítulos como Krtek pintor (Krtek malířem, 1972), donde él junto a sus amigos se pintan a sí mismos y al bosque de colores y formas psicodélicas para asustar a un zorro, o Krtek en un sueño (Krtek ve snu, 1984), donde un hombre –acompañado de Krtek- tras quedar sin electricidad e imposibilitado de ocupar sus aparatos electrodomésticos, poco a poco va entrando a un estado de enajenación y vida salvaje, pasando buena parte de la película desnudo con el pene a la vista. Y a propósito de esto último, en Krtek y la madre (Krtek a maminka, 1997), hay una secuencia prácticamente inédita para la animación infantil: en un parto, atendido por el bueno de Krtek, una liebre embarazada tiene la vagina expuesta, dilatándose y cerrándose, tras el nacimiento de cada nueva cría.
Esta libertad creativa da cuenta de una gracia y desenvoltura que explican la reputación mundial que alcanzó la animación checoeslovaca, cuyo despegue se produjo en un momento histórico muy particular. Durante los 6 años que duró la ocupación nazi en Checoeslovaquia (de 1939 a 1945), un centenar de jóvenes universitarios (que no podían estudiar por la clausura obligada de las universidades, producto de las manifestaciones estudiantiles contra la invasión) fueron reclutados por los alemanes para realizar dibujos animados. Los nazis no sólo estaban preocupados de acabar militarmente a las fuerzas de los Aliados querían destruir también el imperio de Walt Disney. Ocupando como base operativa la AFIT (Ateliér Filmových Triku), un pequeño estudio de animación fundado en 1935, los alemanes intentaron materializar su sueño(6).
Esta meta e imposición industrial es considerada como el punto de inflexión para el desarrollo del género en Checoeslovaquia. Forjó un grupo de jóvenes animadores sin experiencia con la instrucción clara de engendrar una animación que pudiera competir con la norteamericana, cimentando así una industria que, con posterioridad a la liberación y tras el ascenso de los comunistas al poder, no quiso o no pudo ser controlada. Para los jerarcas del Partido Comunista Checoeslovaco, les resultaba más rentable en todos los sentidos mantener y subsidiar este taller de animadores con su innovadora e "inofensiva" cinematografía infantil que utilizarlo para sus propósitos proselitistas. Por lo tanto, considerando su gigantesca magnitud productiva, y pese a ciertos casos paradigmáticos (como la prohibición retroactiva a La mano [Ruka, 1965] de Jiří Trnka tras el aplastamiento de la llamada Primavera de Praga en 1968), la animación fue muchísimo menos reprimida que otros sectores artísticos. De hecho, intelectuales como Ivan Klíma –escritor disidente que fue duramente perseguido por el régimen (como ha atestiguado en varios textos su amigo el escritor norteamericano Philip Roth)-, tuvo un espacio de libertad para crear como uno de los guionistas de Krtek.
De izq. a der.: Krtek fotógrafo, Presentación de Krtek, Krtek pintor, Krtek y la inundación, Krtek y el zoo, Krtek y el hombre de nieve |
Tras la caída del muro de Berlín, el fin de la guerra fría, la transición democrática y el quiebre de Checoeslovaquia en dos países (la República Checa y Eslovaquia), la compañía de Bratři v triku se reconvirtió en la Krátký Film Praha a.s. y Miler continuó realizando films de Krtek hasta su retiro en 2002. Pese a eso, Krtek sigue aún muy presente. Al menos en Francia, la notable distribuidora de cine infantil Les filmes du preau, ha estrenado en salas comerciales tres compendios de Krtek de cuarenta y tantos minutos cada uno con cortos de los '60 y '70: La petite taupe (2007), Les nouvelles aventures de la petite taupe (2008) –que reunieron en conjunto más de 400 mil espectadores en Francia- y Le carnaval de la petite taupe (2014) que fue la reposición que vimos con mi hijo. En 2011, en Finlandia, se estrenó el primer "largometraje" de Krtek (Myyrä en finlandés). En realidad, se trataba de otro compendio de cortometrajes de 71 minutos titulado Täältä tulee Myyrä (Aquí viene Krtek).
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No puedo negarlo: me he convertido en un fanático del topo. Desde luego menos que mi hijo que cada día al regreso del jardín exige ver algún capítulo de "Kalé" (Krtek en su idioma). Afortunadamente (o desgraciadamente, dependiendo del día) podemos darle en el gusto porque tenemos todos los cortos en cinco DVD's y un pendrive tras una búsqueda apasionada y meticulosa por internet hasta rastrear su filmografía completa. Dicen que a los dos años un niño no debería ver televisión. Pero cuando tienes tantas pantallas disponibles (tablet, teléfono, computador, etc.), prohibirle mirar se convierte en una lucha y una privación sin sentido. Por eso, Krtek parece una maravillosa respuesta a esa necesidad, porque es un mono bueno, bello, tierno y divertido casi tanto como mi hijo.
Me gusta pensar que hace más de medio siglo un animador checo de 35 años tras sufrir una guerra, una invasión genocida y el desengaño de una utopía corrompida, viviendo en una Praga gris y kafkiana, la misma metrópoli del escritor cuyo nombre inventó ese adjetivo, se haya sentado y creado a lápiz un pequeño topo que derrocha optimismo y que además se ríe, llora y balbucea con las voces de sus hijas. Y me entusiasma saber que es el primero de tantos genios que voy a descubrir porque también de eso se trata ser padre: buscar gemas pérdidas o inadvertidas para que vuelvan a brillar en los ojos curiosos de un niño.
Un cuento chino: Krtek y Panda |
"Krtek je můj (Krtek es mío)" dice Karolína Milerová, la nieta de Zdeněk Miler. La fundadora de la compañía "Little Mole" –que quiere administrar los millonarios derechos sobre los caracteres de los dibujos animados- está metida en una serie de disputas legales y éticas con familiares, antiguos colaboradores de Miler y empresas que han producido desde hace años distintas mercancías relacionadas con Krtek (como la compañía alemana Dino que hace rompecabezas del topo). Aunque la joven de 25 años tiene un testamento firmado por su abuelo que acredita la legitimidad de su posición, se ha cuestionado la salud mental del cineasta al momento de rubricar el documento. Entretanto, Kateřina Miler, hija de Zdeněk Miler –ilustradora y animadora que además trabajó mano con mano con su padre en un par de películas-, a fines de 2015 lanzó un libro con una nueva historia de Krtek, publicación que también molestó a su sobrina, sumándose así otro flanco judicial. Pero lo que más se ha cuestionado a Karolína Milerová, es que dentro de sus ambiciosos planes con el pequeño topo –que contemplan una cadena de restaurantes y un parque temático- está desarrollando nuevos cortos en coproducción con la televisión china. Desde 2002 (cuando se jubiló) y hasta su muerte en 2011, Zdeněk Miler se negó sistemáticamente a que se realizaran más cortos sin su supervisión incluso frente a ofrecimientos concretos desde Japón. La serie china contempla 52 capítulos de 12 minutos de Krtek junto a un oso Panda, animados en un horripilante 3D, y donde los personajes hablan sin parar. El programa piloto se lanzó el año pasado en el emblemático Palacio de Praga durante la visita de la segunda vice presidenta china Lia Yutang, en compañía del presidente checo Miloš Zeman. Se calcula que el negocio reportará a Milerová una suma cercana a los 4 millones de euros. Como afirmaba un columnista checo sobre la irrespetuosa decisión de la nieta de Miler y el destino del querido Krtek: la codicia es inmortal. |
Más sobre Zdeněk Miler |
• Nació en Kladno, República Checa, en 1921. Se graduó de la Escuela Nacional de Artes Gráficas en Praga y desde 1938 continuó sus estudios en la Academia de las Artes con los profesores Jaroslav Benda y Antonín Strnadel. • Su opera prima, El millonario que robó el sol (O milionáři, který ukradl slunce, 1948), trata sobre un hombre acaudalado que tras enfermarse le recetan "tomar el sol" y él se lo "toma" literalmente ocultándolo en su mansión. El cortometraje tiene un tono y estética muy sombría que no guarda mucha relación con el grueso de sus trabajos posteriores. • Aparte de Krtek y otros cortos animados para niños (Měsíční pohádka [1958], Sametka [1967], etc.), Miler realizó dos seriales más: tres capítulos de Štěňátko (cachorro), estrenados en 1960, serie sobre un perro tierno y juguetón conocida en Francia como Poupi; y siete cortos de Cvrček (grillo), sobre un grillo violinista, realizados entre 1978 y 1979, conocida en Francia como Le Criquet. También participó como guionista en la serie Cesty formana Šejtročka. • Probablemente obligado, durante los años '50, Miler hizo algunos trabajos naife de propaganda para el gobierno. Están los casos de Brigáda (1950), realizado en blanco y negro con un look muy similar a la gráfica de los años '30 de los Looney Tunes (los creadores de Bugs Bunny), donde se alienta a unirse a las brigadas de trabajo voluntario. En su segmento final, una pareja de pequeños burgueses, contagiados por el espíritu revolucionario, se sube a un camión repleto de obreros cantando en un ambiente de chispeante alegría, rumbo a unas minas. El film termina con un proverbio checo, "Bez práce nejsou koláče", que significa literalmente "Sin esfuerzo no hay pasteles", o sea, que sin sacrificio no hay recompensa. La imagen final es proverbial: caen desde las montañas millares de koláče, un pastel típico checo. Curiosamente, su siguiente trabajo de propaganda, La torta de semilla de amapola (O makovém koláči, 1953), también está relacionado con los koláče. Con imágenes fijas, mínimamente animadas, y una inconfundible estética del realismo socialista, el cortometraje serio y aleccionador, enfatiza el valor del trabajo colectivo, donde padre, madre e hijos fabrican… la famosa tarta.
• También dirigió dos películas animadas para adultos, Rudá stopa (1963), un manifiesto pacifista (también catalogado por algunos como una encubierta proclama anticomunista), y una historia romántica, Romance Helgolandská (1977), basada en un poema del escritor Jan Neruda. |
(1)De hecho, El topo, de Alejandro Jodorowsky, es conocido en la República Checa como Krtek.
(2)En Francia se le conoce como "la" petite taupe porque no existe el vocablo masculino para topo, lo que resulta confuso en las traducciones de sus libros en francés, donde es tratado como si fuera un topo hembra.
(3)Bratři v triku significa algo así como "Hermanos en polera" y que en checo también significa "Hermanos de películas de trucos" lo que se conoce como trick-films, las cintas que hicieron célebre a Georges Méliès. El logo de la productora –tres chicos crespos metidos en una sola camiseta- fue diseñado por el mismo Zdeněk Miler.
(4)La película obtuvo el premio a "il miglior film informativo-didattico per bambini fino a 7 anni".
(5)Zdeněk Miler ilustró más de 50 cuentos infantiles.
(6)Durante los años de la ocupación de Checoeslovaquia, los nazis no lograron estrenar ninguna película de las que estaban produciendo. Una de ellas, Boda en el mar del Coral (Svatba v korálovém moři en checo / Hochzeit im Korallenmeer en alemán), se estrenó tras su expulsión en 1945. Aunque es atribuida al dibujante alemán Horst von Möllendorff, su dirección es sólo nominal porque tuvo una contribución muy pequeña. La película fue creada por el grupo de artistas checos que trabajaban en la AFIT: Jiří Brdečka, Jaroslav Kándl, Eduard Hofman, Břetislav Pojar, Václav Bedřich, Stanislav Látal, Jaroslav Doubrava y Josef Kluge.
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