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En la categorías Cinefilias se proyectaron documentales dedicados a dos directores obsesivos (Raúl Ruiz y Hugo Santiago) cuyos caminos se cruzaron en más de un ocasión.
Fotomontaje: Santiago y Ruiz en "Coloquio de perros"
Por Andrés Nazarala desde Buenos Aires
Hugo Santiago ofició de narrador en Las tres coronas del marinero (1983) y actuó en el cortometraje Coloquio de perros (1977). Aunque se instaló en París 15 años antes que Raúl Ruiz, sus historias de vida y sus búsquedas creativas son similares. Pero no sus procedimientos: la compulsión por filmar llevó al chileno a realizar alrededor de 119 películas, mientras que la filmografía del argentino cuenta solamente con 7 largometrajes realizados en un período de casi 50 años.
El documental El teorema de Santiago, de Ignacio Masllorens y Estanislao Buisel, ofrece acaso una explicación para entender esa productividad tan espaciada: Santiago es un perfeccionista que pretende que el resultado final sea exactamente igual a la idea que desarrolló en su cabeza. El problema es que no muchos entienden lo que pasa ahí adentro.
El teorema de Santiago |
Los documentalistas lo registran en el rodaje de El cielo del Centauro (2015), producción que lo trajo de regreso a Buenos Aires convertido en una suerte de mito viviente. Todo ese debe a Invasión (1969), esa extraordinaria película escrita por Borges y Bioy Casares (y protagonizada por el chileno Lautaro Murúa) que tuvo que esperar a su reedición en DVD (en 2008) para ser valorada. Entre medio, Santiago filmó Les autres (1975), El juego del poder (con Catherine Deneuve, 1979), Las veredas de Saturno (1985), La gesta gibelina (1988) y El lobo de la costa oeste (2002), además de un par de cintas para TV.
El teorema de Santiago disecciona meticulosamente el proceso de creación de esa última obra. Revela los singulares, y a ratos crípticos, correos que se enviaban Hugo Santiago y Mariano Llinás (co-guionista) en la pre-producción, sigue con un rodaje caótico (el director planifica unos enrevesados movimientos de cámaras que complican al equipo) y concluye en París, en la mesa de edición. En la ciudad francesa, sentado en un parque, Santiago les cuenta a Masllorens y Estalisnao que la estructura de la película respondió a un teorema. Esa confesión obsesionará a los realizadores y alimentará nuestra curiosidad por descubrir el universo de un hombre que en una escena revela que se mudó a París solamente porque ahí hay una Cinemateca.
Raoul Ruiz: Contre l'ignorance fiction! |
Si El teorema de Santiago juega con la intriga, Raoul Ruiz: Contre l’ignorance fiction!, de la directora argentina Alejandra Rojo, apuesta por analizar los códigos secretos de un cineasta tan personal y "privado" como Santiago. Para eso revisa algunos aspectos de su vida –de la mano de cercanos como Waldo Rojas, Paulo Branco y Jorge Arriagada- y explora algunas de sus obsesiones personales para comprender el contenido de algunas de sus películas. Arriagada recuerda, por ejemplo, las "transgresiones" musicales que le pedía para sus producciones. Eran acotaciones tan cultas que probablemente solo un musicólogo avezado podría entenderlas. O su gusto por la ciencia, reflejado principalmente en Tres vidas y una sola muerte (1996), cuya trama se basaba en el tiempo y su relatividad. Rojo va equilibrando los requerimientos de un análisis ensayístico con la carga de emotividad que implica hablar de Ruiz. Este opera como un fantasma. Escuchamos su voz pero casi no lo vemos. Así y todo se torna revelador y entrañable.
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