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"One Day Since Yesterday: Peter Bogdanovich & The Lost American Film" indaga en uno de los momentos más difíciles en la carrera del gran cineasta americano: cuando tuvo que enfrentar la muerte de su novia Dorothy Stratten tras el rodaje de "Todos rieron". El mismo apareció tras la función.
Foto: Dorothy Stratten y Peter Bogdanovich
Por Andrés Nazarala desde Buenos Aires
Peter Bogdanovich apareció tras el estreno de One Day Since Yesterday: Peter Bogdanovich & The Lost American Film. Lo hizo para apoyar al director Bill Teck aunque aclaró que "no puedo ver este documental más de una o dos veces porque es muy duro para mí". Y es que no debe ser fácil para él recordar el peor momento de su vida: cuando su novia, la conejita Playboy y actriz Dorothy Stratten, fue asesinada por un ex marido celópata. La horrible tragedia ocurrió justo tras el rodaje de Todos rieron (They All Laughed, 1981), comedia que Bogdanovich filmó con el fin de celebrar el amor que sentía por su nueva musa.
Para llegar hasta ahí, Teck repasa la relevancia del cineasta en el contexto del Nuevo Cine Americano: su pasado como crítico, sus inicios bajo el alero de Roger Corman y su consolidación con la magnífica La última película (1971), entre otros éxitos que lo fueron moldeando como un tipo tan arrogante como encantador. Es que en esos años el cineasta no tenía problemas con la exposición mediática –hasta condujo dos episodios de un famoso talk show- y, de alguna manera, se jactaba de tener amigos como Orson Welles o una novia como la entonces irresistible Cybill Shepherd, a quien conquistó en el set de La última película.
Ben Gazzara y Audrey Hepburn en Todos rieron |
Todos rieron coincidió con el inicio de su encantamiento por Dorothy Stratten, rubia fatal y dotada de una belleza descomunal. La idea era hacer una comedia coral sobre el amor que funcionase también como un homenaje a Nueva York. Si hasta el momento su cine empleaba métodos que remitían al Hollywood más clásico, ahora Bogdanovich encontraba naturalidad en las calles de la ciudad, filmando a pulso, sin permisos ni artificios de estudio. Todos rieron estaba destinada a ser la mejor película de la temporada pero llegó la muerte y todo se desmoronó. Tras un colapso inicial, el director luchó por estrenar el largometraje como un acto de amor hacia su chica. Para obtener mayor distribución fundó su propia compañía, pero las cifras no fueron las esperadas. Probablemente el público no estaba dispuesto a lidiar con el aura oscura que rodeaba a la producción.
Teck pone a Todos rieron en el lugar que se merece a través de elogios de parte de Quentin Tarantino, Wes Anderson y Noah Baumbach, pero el énfasis del documental está puesto en la carga emocional que conllevó el proceso de realización. Los asuntos más íntimos son comentados por Jeff Bridges, Cybill Shepherd y las hijas del director, entre otros convocados.
Pero los mejores testimonios son los del director, quien habla sin tapujos frente a la cámara. En un momento recuerda cuando Stratten compró un libro llamado El verdadero hombre elefante. Era la historia de Rocky Dennis, un adolescente afectado por una rara malformación. Ella se obsesionó con el caso porque, como argumenta el cineasta, "la belleza extrema puede ser una carga tan pesada como la deformidad". Máscara (1985) fue concebida así como un homenaje a su musa. Cuando terminó el rodaje, Bogdanovich recuerda que lloró escuchando a Bruce Springsteen en su auto, pensando en las muertes de Stratten y el malogrado adolescente. Consiguió un puñado de canciones de The Boss para usar el film pero los estudios las sacaron a último minuto (la versión con la música de Springsteen fue estrenada en DVD en el año 2007). Fue una de las tantas frustraciones que ha tenido como cineasta.
Una debilidad de One Day Since Yesterday: Peter Bogdanovich & The Lost American Film es que pareciera querer abarcar más que ese momento crucial en la vida del director. Teck parece indeciso en su cometido, se ve atrapado entre la misión de diseccionar la tragedia o revisar la amplia trayectoria del retratado hasta el día de hoy. Así y todo, la cinta tiene un indudable valor informativo y una ecuación que queremos encontrar en toda obra de divulgación cinematográfica: amor, muerte y una pasión irrefrenable por plasmar los sentimientos propios en la pantalla.
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