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IFFR 2015 Postales desde Rotterdam

Breves instantáneas del Festival de Rotterdam 2015
(Foto: Things of the Aimless Wanderer)

Por Pamela Biénzobas

"Dress up if you like": arréglate si quieres

La invitación a la ceremonia de apertura refleja perfectamente el espíritu del IFFR (Festival de Rotterdam): aunque asistan autoridades públicas como el alcalde de Rotterdam, los auspiciadores de los que depende la existencia del festival, y demás invitados ilustres, el único dress code posible es como a cada uno le dé la gana. De gala o en piyamas, nadie se sentirá fuera de lugar.

Surrealidad

Alain Chabat tratando de cubrir, con gestos desesperados, la enorme pantalla de un cine, explicándole al público que tiene que dejar de ver la película que están viendo, ya que es la película que él todavía no ha filmado. Así es que, aunque se esté proyectando, no existe. Estrenada originalmente en la sección Horizontes del festival de Venecia, Reality, la nueva película de Quentin Dupieux (Rubber, Wrong) redefine permanentemente, o más bien se niega a definir, las fronteras entre realidad, sueño e imaginación. No podría haber estado ausente del programa "Signals: Really? Really.", que se proponía revisar la definición y percepción del surrealismo hoy. (En la foto, Chabat busca el aullido perfecto para su film, sobre televisores asesinos.)

Storm Children, Book One

Después de la tormenta

El agua lo cubre todo. Cubre sobre todo la ilusión de una infancia normal. En un momento, se ve a una joven madre con sus hijos con uniforme escolar: es una de las raras imágenes "ideales" de niños en Mga anak ng unos (Storm Children, Book One), en que Lav Diaz registró la cotidianeidad infantil tras el paso del "súper-tifón" Haiyan (o Yolanda) en noviembre de 2013. Una cámara generalmente fija (y a veces inclinada), principalmente observadora discreta, capta una serie de cuadros de niños jugando o trabajando en una miseria ineluctable que simplemente define su realidad. Además del documental de apenas 143 minutos, Rotterdam presentó Mula sa kung ano ang noon (From What is Before, 338 minutos), la espléndida épica narrativa que ganó el Leopardo de oro en Locarno 2014.

Travesías

El canadiense Félix Dufour-Laperrière atravesó el Atlántico a bordo de un carguero para registrar las imágenes de la cotidianeidad de ese hermético mundo de hombres flotantes. Las magníficas imágenes en blanco y negro hacen sentir la inmensidad del océano y del monstruo de acero en el que viajan. Transatlantique seduce y cautiva con una atmósfera fuera del tiempo –para los marinos, un tiempo estirado, apenas puntuado por ciertas obligaciones y rituales–, y que hace tomar conciencia particular del espacio.

Una cuestión de espacio

(The Return of the) Critics' Choice. Tras doce años, la selección propuesta por el sindicato neerlandés de la crítica regresó al festival. Los curadores Dana Linssen y Jan Pieter Ekker invitaron a siete críticos no sólo a elegir y presentar una película, sino también a acompañarla con un video-ensayo. El argentino Roger Koza (programador de Ficunam y del Ficic de Cosquín, entre otros) eligió Branco sai, preto fica, de Adirley Queirós, un híbrido totalmente libre que aborda un episodio de violencia policial racista, en que se hizo salir a los blancos de una discotecas, y se dejó adentro a los negros para ser golpeados. Koza analizó la obra, que mezcla testimonios del pasado con fantasías futuristas, bajo el ángulo de "Una cuestión de espacio", proponiendo una lectura particular de la ciudad de Brasilia y sus divisiones y articulaciones.

La obra del siglo

Vestigios de una obra que no fue

Por momentos parece una película de ciencia ficción, luego simplemente una ficción que además se inventa un contexto improbable. Y luego resulta que es una ficción situada en un contexto improbable pero totalmente real: un proyecto de mega-central nuclear que nunca vio la luz en Cuba. La obra del siglo de Carlos Quintela se llevó un merecido tigre (uno de los tres premios equivalentes de Rotterdam) con su microcosmos de hombres (y una mujer y sobre todo un pez) viviendo una vida fantasma en una ciudad fantasma. Con su blanco y negro muy blanco, sus insólitas imágenes de archivo y su sentido del absurdo, la película revela un gran talento narrativo a través de la imagen.

Un 21 de septiembre

El cine de Khavn provoca, literalmente. Provoca una amplia paleta de reacciones, con una obra perfectamente coherente pero al mismo tiempo variada. Rara vez, sin embargo, emociona directamente, como el prólogo de su film Desaparadiso, que toma su título del poema "Desaparecido/Desaparadiso" de Frank Cimatu. Son los versos de su compatriota los que resuenan sobre las imágenes de archivo, evocando las víctimas de los "años negros" de Marcos, a partir de la ley marcial del 21 de septiembre de 1972. Enseguida, tres actos en registros distintos (incluyendo realismo mágico, mezclando política contemporánea con mitos fundacionales), cuentan la historia de una familia diezmada.

Por San Jorge

Battles

La cinta de San Jorge, ese lazo naranjo y negro que hoy simboliza el patriotismo ruso con una nostalgia militarista espeluznante, apareció dos veces en la pantalla en cuestión de pocas horas. Primero en el capítulo "Un tanque" del extraordinario documental Battles, de Isabelle Tollenaere. Para su primer largometraje, la joven belga buscó distintos rastros físicos de la guerra, sobre todo en el paisaje. Con una mirada certera, su distante observación va elaborando un comentario sarcástico e ingenioso precisamente por su mesura. Uno de los sitios elegidos es una fábrica de modelos inflables de armamento de guerra en Rusia, donde aún se confeccionan tanques, camiones, aviones o metralletas falsos para crear la ilusión, a la distancia, de que se cuenta con una fuerza armada mayor de la real. Además del nacionalismo acérrimo de los orgullosos operarios, el documental registra la alegría familiar en torno a símbolos bélicos durante las celebraciones patrióticas, siempre bajo los colores de la cinta de San Jorge.

Poco más tarde, el grupo militante Pussy Riot apareció en el escenario de la magnífica sala Luxor para tocar algunas canciones y sobre todo mostrar avances de un próximo documental sobre ellos, en el marco de la sección "What the F?!" (en torno a las nociones actuales de feminismo). Una de las escenas presentadas mostraba la agresión de la que fueron víctimas, sin que nadie interviniera, mientras tomaban desayuno en un... McDonald's (algo casi tan absurdo como que Edward Snowden esté refugiado en Moscú). Y ahí, decorando con orgullo a los brutales neonazis que defendían el honor ruso, se encontraba una vez más la (a estas alturas escalofriante) cintita naranja y negra.

Inquietante extrañeza

El ruandés Kivu Ruhorahoza llegó a Rotterdam desde Sundance, donde acababa de estrenarse su fascinante y perturbador largometraje. Una inquietante extrañeza flota alrededor de las imágenes –como la de las máscaras– y los sonidos, a lo largo de los distintos relatos contando versiones discordantes sobre un mismo evento. Al oponer puntos de vista y visiones aparentemente irreconciliables del mundo, Ruhorahoza aborda la tensa relación entre extranjeros blancos y la población negra local; pero también entre la sociedad patriarcal y la mujer emancipada. Things of the Aimless Wanderer es un intenso ensayo sobre la alteridad.

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